Reflexión 1 de Julio

Buenos días en el DÍA DEL SEÑOR.
Comenzamos un nuevo día y un nuevo mes.
El año 2018 va atravesando su ecuador, lo que nos debe hacer reflexionar en torno a lo efímero que es el tiempo y lo inexorable que es su paso en nuestra vida.
¿Cómo hemos vivido este primer semestre del año 2018?
¿Podemos decir que en su mayor parte ha sido del agrado de Dios?
Al hilo de lo que estamos diciendo, quisiera que consideremos uno de los Siete Pecados Capitales: LA PEREZA.
Quizá es uno de los menos considerados, porque se piensa que no tiene mayor importancia dejarse arrastrar por la PEREZA.
Es un ERROR MUY GRAVE que puede llevar a la persona perezosa a situaciones de responsabilidad moral graves.
Todos los PECADOS CAPITALES son cabeza de muchos otros pecados que se derivan directamente de ellos.
Y el de la PEREZA también, porque aunque se pueda pensar que se trata de negligencias o descuidos sin transcendencia, nunca será esto verdad.
Todo acto en la vida de la persona tiene una importancia grande, y su repercusión también será transcendental.
No es lo mismo atender una OBLIGACIÓN en el momento en que se debe, que fuera de su horario o de la relación con otras personas que están vinculadas directa o indirectamente con aquella obligación.
El descuido, la demora o dejar pasar el tiempo sin acudir a aquello en lo que se nos requiere, igualmente es muy nocivo para la persona que no se enfrenta a este pecado suyo de PEREZA.
Por la PEREZA se acepta una flojedad, un tedio en la VOLUNTAD, cuyo resultado puede ser grave. Mira lo que dice el Libro del Apocalipsis: "Pero porque eres tibio, ni frio ni caliente, estoy a punto de vomitarte de mi boca" (Apoc 3, 16).
Bien merece la pena hacer un buen EXAMEN DE CONCIENCIA acerca de este mayor pecado que lo que suponemos, cual es la PEREZA.
Y ya como cada día  os encarezco que recemos por todas las necesidades de los Hermanos de la Casa de la Madre y Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
MADRID - ESPAÑA