Reflexión 31 de Agosto

Buenos días.
Sin duda la vida es un inestimable don que hemos recibido las personas, que no siempre se entiende como tal, a juzgar cómo se la trata y lo que se la desprecia cuando no se la cuida.
Leonardo Da Vinci decía que “El que no valora la vida no se la merece”, pues quedarse ante una realidad existencial que no ofrece visión del más allá, ciertamente es una situación grave y difícil, cundo menos.
La vida tiene todo el valor que se le quiera dar, según se la quiera acepar, pues se vive según el horizonte que nos espera.
Si es un horizonte sin continuidad, la vida tiene un valor muy finito, y en ella cabe todo lo que le venga a la persona en gana.
Pero si el horizonte está realmente abierto, porque nos habla de la continuidad de la vida para llegar a la Gloria de Dios, entonces ya el camino del momento presente tiene otra razón y justificación para vivir dentro del orden y de la justicia de Dios.
Tú dirás. ¿Para ti la vida tiene un valor transcendental o prefieres vivir sin más, porque el valor que le das es únicamente vivir el momento presente?
La vida sin Dios poco sentido tiene, por no decir ninguno, más allá de la existencia humana; en cambio cuando están presentes y vigentes en la conciencia del hombre la Fe, la Esperanza y la Caridad, la vida tiene un valor muy importante y se la merece porque se camina con seguridad al encuentro con la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Reza, por favor, hoy también una oración a María, nuestra Madre y nuestra Guía, en favor de todas las necesidades de los Hermanos que aquí nos encontramos cada día. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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