Reflexión 19 de Agosto

Buenos días.
Entre nosotros encontramos personas de todo tipo y condición, incluyendo también a nosotros mismos.
Por esta razón de estar nosotros también incluidos, podemos ver con serenidad la realidad que nos circunda y comprobar, por ejemplo, que hay personas que siendo bastante ignorantes se precian de saber de todo o de casi todo, quedando no pocas veces en ridículo.
La Sabiduría nos enseña que lo bueno y correcto es ser muy conscientes de tener conciencia real de lo que se sabe, que por mucho que sea, nunca abarcará todo lo que se puede o incluso se debe saber.
Por todo lo cual, la persona sencilla, que vive en el realismo de la VERDAD de las cosas, sabe recurrir a las personas que cree que saben lo que ella ignora, para preguntarlo con naturalidad y espontaneidad.
Consideremos con toda verdad lo que hay en la propia vida del saber y del conocimiento, así como, de la forma que lo utilizamos en el propio bien y en el de los demás.
Y también, hasta dónde llega la propia condición de sencillez, que reconoce lo que ignora y que, por ello, recurre con humildad a quien se lo puede decir y enseñar.
Nadie ha nacido sabiendo las realidades de la vida. Todos hemos tenido que hacer los pasos iniciales que la persona necesita para poder llegar a la mínima y necesaria autonomía personal, por tanto, ¿a qué viene que seamos luego tan orgullosos y tan vanidosos?
Reza ya con generosidad al Señor Jesucristo en su presencia eucarística, en este día jueves dedicado a la Sagrada Eucaristía, por todas las necesidades de los Hermanos que nos volvemos a encontrar aquí en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es