Reflexión 29 de Agosto

29.08.2021
Buenos días en el Día del Señor.
Bien sabemos que es un tanto complicado conjugar bien todos los elementos que entran en juego, tanto en el orden de la vida personal como en la convivencia con los demás, en los diferentes órdenes en los que se desenvuelve la convivencia.
Por eso es preciso ir teniendo bien centrado y bien claro cada uno de los aspectos que forman la vida, que es como un gran puzle formado por muchas piezas que hay que ensamblarlas convenientemente, de aquí que se deba tener perfecto conocimiento de la pieza concreta para poderla encajar con el resto de piezas, que juntas harán el cuadro perfecto.
En el orden del AMOR, palabra que se nos llena la boca de ella, porque parece que todo el mundo ama, pero en cuanto te paras a mirar con detenimiento no parece que sea tal como se dice y pregona.
Conocemos lo que San Pablo dice del Amor, la Caridad, en la carta primera a los Corintios, capítulo 13, de la que se deduce que el amor no puede ser nunca ‘moneda de cambio’, no puede llevar consigo un interés previo porque a partir de ahí, será lo que se quiera, pero AMOR, nada de nada.
El amor no puede entrar en cálculos de ningún tipo, ni para conseguir favores o prebendas, ni para pagar nada con él, pues cuando entra por estos caminos estaremos, en el mejor de los casos, ante sucedáneos del amor, pero nunca ante el AMOR único y verdadero.
Verdaderamente una de las palabras más maltratadas es ‘amor’, cuando se usa con tanta ligereza y con tan poco compromiso real; por lo que causa verdadero reparo entrar en valorar la verdad de lo que hay detrás de cada vez que se escucha decir: amor, en cualquiera de sus posibles expresiones.
Para si alguna persona lo necesitase, adjunto a la meditación el texto del capítulo 13 de la primera carta a los Corintios.
Ahora ya te pido que reces al Señor Jesucristo Resucitado, en favor de todas las necesidades de los Hermanos que cada día nos encontramos aquí en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía, y entre las que también están las tuyas. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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