Reflexión 24 de Agosto

Buenos días.
Avanzando en los pecados que afectan al Primer Mandamiento: ‘Amarás a Dios sobre todas las cosas’, nos queda por considerar en los referentes a los pecados contra la Caridad, que es Dios, el del ‘Odio al prójimo’.
Es el pecado contra el amor denunciado por Jesucristo en el Sermón de la Montaña, que recoge el evangelio de San Mateo 5,43-46: “Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persi­gan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos?”.
Las palabras del Señor Jesucristo hablan por sí mismas y son tan claras como rotundas; pero a la naturaleza humana no le es fácil asumirlas, casi ni aceptarlas.
Por otra parte, en este episodio vemos, una vez más, cómo el Señor Jesucristo se expresa desde la lógica más sencilla que cualquiera puede entender y comprender; solamente hay que tomar el último párrafo para ver lo que decimos; dice el Señor: “Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos?”.
Algo tan sencillo como es la diferenciación entre el que tiene FE y entre el que no la tiene, lo cual nos debe hacer pensar con frecuencia en la exigencia de mantenernos en las verdades de nuestra fe católica para poder aguantar los envites que nos lanza el mundo y la misma sociedad, con todas sus seducciones contrarias al Amor de Dios.
Creo que bien merece la pena pararse un poco a pensar, porque si nos preguntasen: ¿Tú, odias a algún prójimo, sea enemigo o no?, a buen seguro que contestaríamos con un ‘no’ espontaneo, pero el Señor llega a decir: “Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persi­gan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial”.
Reza ya con fe y esperanza al Señor Jesucristo, nuestro Maestro, por todas las necesidades, espirituales y materiales de los Hermanos, aquí congregados en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es