Reflexión 28 de Agosto

Buenos días.
En muchas ocasiones, al pediros la oración por las necesidades de los Hermanos al final de cada meditación, os he pedido que rezarais ‘al menos tres avemarías’, os decía.
Pues bien, hoy deseo poneros en conocimiento, particularmente para quien no lo sepa, lo que se conoce como la devoción de las tres avemarías.
La Santísima Virgen, atendiendo la súplica de Santa Matilde de Hackeborn, religiosa benedictina, para que la asistiera en la hora de la muerte le dijo: "Sí que lo haré; pero quiero que por tu parte me reces diariamente tres Avemarías. La primera, pidiendo que así como Dios Padre me encumbró a un trono de gloria sin igual, haciéndome la más poderosa en el cielo y en la tierra, así también yo te asista en la tierra para fortificarte y apartar de ti toda potestad enemiga. Por la segunda Avemaría me pedirás que así como el Hijo de Dios me llenó de sabiduría, en tal extremo que tengo más conocimiento de la Santísima Trinidad que todos los Santos, así te asista yo en el trance de la muerte para llenar tu alma de las luces de la fe y de la verdadera sabiduría, para que no la oscurezcan las tinieblas del error e ignorancia. Por la tercera, pedirás que así como el Espíritu Santo me ha llenado de las dulzuras de su amor, y me ha hecho tan amable que después de Dios soy la más dulce y misericordiosa, así yo te asista en la muerte llenando tu alma de tal suavidad de amor divino, que toda pena y amargura de muerte se cambie para ti en delicias."
Esta promesa se extendió en beneficio de todos cuantos ponen en práctica ese rezo diario de las tres Avemarías.
Resumiendo y por si habrías de enseñar e invitar a alguien a que practique esta devoción de rezar las tres avemarías cada día, se puede explicar de eta manera: Nuestra Señora prometió a Santa Matilde que quien rezara diariamente tres avemarías, tendría su auxilio durante la vida y su especial asistencia a la hora de la muerte, presentándose en esa hora final con el brillo de una belleza tal que con sólo verla la consolaría y le transmitiría las alegrías del Cielo.
Creo que ya entenderéis que pida el rezo, al menos, de tres avemarías cuando, como hoy ya te ruegue que reces por todas las necesidades de los Hermanos que aquí nos encontramos en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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