Reflexión 22 de Agosto

Buenos días en la Fiesta de la Bienaventurada Virgen María Reina.
Al cumplirse la octava de la Asunción de María en cuerpo y alma a los Cielo, la Iglesia celebra la Coronación de la Santísima Virgen en el trono que tiene a la derecha de su Hijo Jesucristo en el Cielo.
María, Reina de todo lo creado, cierra el capítulo de lo que será también nuestra vida, cuando terminada la jornada terrenal estemos en las condiciones de llegar a la presencia de la Santísima Trinidad en el Cielo.
Allí, en la Gloria de Dios Padre, podremos vivir eternamente en la verdadera PAZ, en el gozo y en la alegría sin límite, participando de la adoración y la alabanza de los Coros Celestiales y su obediencia al Padre Eterno.
Hoy, por tanto, es un día para vivirlo muy unidos a la Virgen, Santa María Reina, con una sola pregunta personal.
Si María ha sido coronada por Dios como Reina de todo lo creado, se supone que también es Madre y Reina de todas las creaturas, pero hay un conflicto en razón de la libertad del hombre: ¿Es Reina y Madre de mi corazón, de mi alma, de mi vida?
La respuesta lógicamente cada uno la tendrá, pero creo que bien merece la pena que voluntaria y libremente le des el plácet de que también ya desde hoy sea Reina y Madre de tu corazón, si es que aún no habías tenido en cuenta este matiz en tu relación filio-maternal con María, nuestra Madre y nuestra Guía.
A Ella te pido reces hoy en favor de las necesidades de todos y cada uno de los Hermanos que aquí nos encontramos. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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