Reflexión 15 de Agosto

Buenos días en la Solemnidad de la Asunción de Nuestra Señora.
Estamos en uno de los días importantes de la liturgia para Celebrar el gran acontecimiento del Tránsito de la Santísima Virgen a los Cielos.
Como sabréis la Iglesia Católica lo definió como Verdad de Fe, esto es, como Dogma el 1 de noviembre de 1950, por el Papa Pío XII, en la Constitución Munificentisimus Deus.
Merece la pena conocer cómo fue y todos los detalles que concurrieron, pues iluminan la Fe y la ayuda a ver con ojos más espirituales la propia vida.
La Santísima Virgen lo ha contado cómo fue este hecho, así como también toda su vida, particularmente a través de Sor María Jesús de Agreda, Monja Concepcionista, cuyo libro se titula “La Mística Ciudad de Dios”, que es abundantísimo en detalles no solo de Ella sino también de los que con Ella convivieron, comenzando por su Hijo Jesús y su Esposo San José.
La vida de la Santísima Virgen es un ejemplo perfecto de lo que ha de ser un cristiano ejemplar, de aquí que la Iglesia disponga en las Misas Votivas de la Virgen María una que enuncia como “Madre y Maestra”.
Resulta muy interesante conocer cómo fueron los años que transcurrieron desde que en Pentecostés comenzó la Iglesia, hasta su Asunción en Cuerpo y Alma a los Cielos.
En su Tránsito siguió en paralelo los pasos de su Hijo, pues murió un viernes a las tres de la tarde como Él, fue colocado su cuerpo en un sepulcro nuevo en el Valle de Josafat, para resucitar al tercer día en que dice: ‘fui llevada por miles de ángeles entre música, himnos y cánticos. Me acompañaba una multitud de Profetas, Santos, mis Padres Joaquín y Ana, Isabel y el precursor de mi Hijo, Juan Bautista y mi amado esposo José’.
Día hermoso para mostrarle a la Santísima Virgen nuestro amor filial con lo mejor que podamos ofrecerle, que bien sabéis una de las cosas que Ella más valora es el Santo Rosario ofrecido con total entrega.
Pero no puedes dejar de rezarla antes en favor de las necesidades de todos los Hermanos, que aquí nos encontramos en Ella. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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