Reflexión 28 de Julio

Buenos días.
Celebramos hoy la Memoria de San Pedro Poveda, popularmente conocido como el Padre Poveda, que nació en Linares (Jaén) el 3 de diciembre de 1874. Desde niño sintió la vocación al sacerdocio, de forma que ingresa en el Seminario y es ordenado sacerdote en Guadix en 1897.
Comenzó su ministerio en el Seminario y en la atención pastoral a los que vivían en las cuevas que rodeaban la población, creando una escuela para ellos. Nombrado canónigo de Covadonga se ocupó de la formación cristiana de los peregrinos y comenzó a escribir libros sobre educación y la relación entre la fe y la ciencia.
A partir de 1911, con unas jóvenes colaboradoras, comenzó la fundación de Academias y Centros pedagógicos que darían inicio a la Institución Teresiana. Se trasladó a Jaén para consolidar la misma Institución que recibiría allí la aprobación diocesana y después, estando él ya en Madrid como capellán real, la aprobación pontificia.
Sacerdote prudente y audaz, pacífico y abierto al diálogo, entregó su vida por causa de la fe en la madrugada del 28 de julio de 1936, identificándose: “Soy sacerdote de Cristo” ante quienes le conducirían al martirio. Dos miembros de la Institución Teresiana encontraron su cadáver en el cementerio del Este, llamado actualmente Cementerio de la Almudena.
En su abundante bibliografía y cartas encontramos este pensamiento que puede ser para nosotros muy iluminador en este tiempo y en las circunstancias que atravesamos: “Aprende a estimar las cosas en su justo valor”.
Mucho amor a la verdad se ha de tener para hacer realidad estas palabras, pues no pocas veces se ven las cosas con la subjetividad propia, que puede llevar a no ser realistas, ni veraces, en la apreciación de algo que no es como se quisiera que fuera y que tampoco se acaba de reconocer en su ‘justo valor’.
Encomendemos a la intercesión de San Pedro Poveda, mártir de la Fe en Madrid tan sólo hace 87 años, toda la situación por la que atravesamos, para que Dios, nuestro Padre, nos conceda la Gracia de encontrar los caminos de la paz y la concordia.
Recemos al Sagrado Corazón de Jesús por todos los Hermanos que aquí nos volvemos a encontrar en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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