Reflexión 15 de Julio

Buenos días.
En este sábado, día semanal que la Iglesia dedica a la memoria de la Santísima Virgen María, estamos en la Víspera de la Fiesta de la Virgen del Carmen, tan celebrada en los pueblos de España, particularmente entre las nobles gentes de la mar.
Transcribo un Himno a la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, para que nos sirva de oración y de rendido tributo a la que vivió y vive en una constante preocupación por sus hijos, vivos y difuntos, pues sabemos que Ella es muy solícita con las Benditas Almas del Purgatorio, para abreviar en lo posible sus penas y llevarlas a su Hijo en el Cielo.
En esta tarea también necesita de nuestra ayuda con los sufragios que podamos ofrecer, en favor de las almas, que purifican sus pecados, sean aquellos que vivieron cercanos a nosotros o cualquiera otras que no tienen el cuidado de nadie.
“Salve María, flor del Carmelo, dulce consuelo del mortal, guía a tus hijos, madre adorada, a la morada celestial.
Desde los cielos, la Virgen bella, nuestra plegaria escuchó, y compasiva cual tierna madre, llena de gracia descendió.
Su voz divina en nuestras almas vertió el aroma de su amor. Y en rica prenda, de sus ternuras su escapulario nos dejó.
Virgen del Carmen, reina del cielo, nuestros acentos ven a oír, porque tus hijos, tan sólo anhelan, tu dulce nombre bendecir.
Solo anhelamos, junto a tu trono, viendo tu rostro siempre vivir: ¡Virgen del Carmen, Madre querida guárdanos siempre junto a Ti!”.
Ofrezcamos hoy nuestra Oración por todas las almas de aquellos Hermanos que nos acompañaron en estas meditaciones de cada día, que puedan necesitar superar o abreviar el tránsito por el Purgatorio.
La Santa Madre Iglesia en su Doctrina, en las Verdades de Fe, nos enseña todo lo que hemos de vivir, cómo hemos de hacerlo, y luego las ‘postrimerías’, los novísimos: muerte, juicio, cielo e infierno, en cuyo camino al cielo se ha de pasar por el purgatorio sino van bien purificados todas las faltas y pecados. Asumamos con agrado todas las enseñanzas de la Iglesia Católica, que bien nos irá, además de poder ser eficaces en el servicio a Dios y a la misma Iglesia, según el compromiso bautismal. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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