Reflexión 7 de Agosto

Buenos días
Alguien preguntaba, ¿qué es lo más eficaz para asegurar una buena convivencia?
Se daban diferentes respuestas: tener buen talante, estar atento a las necesidades de los otros, ceder a los deseos de los demás…
Estas ideas y otras más que se pudieran aportar pueden ser válidas, pero habría una respuesta única que aseguraría la buena convivencia: la VIRTUD.
Cuando una persona se decide a VIVIR en la VIRTUD en todas las dimensiones de su vida, su respuesta a lo que se presente SIEMPRE será buena, será positiva e incluso ayudará a quien se trate.
En todo caso, hay que convenir que actuar virtuosamente no es fácil, pero es cuestión de decidirse a ello, porque cada persona tiene en su natural alguna VIRTUD que hace cómoda la convivencia en ese aspecto, pero la cuestión es que no se trata de tener una, dos o tres virtudes naturales, se trata de practicar cuantas sean necesarias en los diferentes momentos y antes las más diversas circunstancias.
Pero se ha de entender también que ser persona virtuosa no es ser persona timorata, que ‘traga’ con todo lo que se le quiera hacer, al contrario, la misma VIRTUD le hará ser una persona recta, íntegra, honesta, honrada, que no acepta fácilmente la hipocresía o el chanchullo, sino que el hecho de VIVIR en la VIRTUD le impulsa a ser VERAZ y buscar la VERDAD siempre.
No olvidemos que seguir al Señor Jesús es seguir al que es “el CAMINO y la VERDAD y la VIDA” (Jn 14,6).
Por tanto, estamos en la necesidad de CONOCER las Virtudes naturales con las que cada uno vino a este mundo, que están, como se dice ahora, en su ADN, para seguidamente ver las que faltan para hacer aceptable la vida a los otros en la convivencia.
En cuanto a las primeras, a las naturales, habrá que revisar en qué grado están de práctica, para conservarlas así o potenciarlas porque se hayan dejado que se debilitasen al no practicarlas con decisión y voluntad.
Y en cuanto a las que se deben adquirir, pues, ‘manos a la obra’, sabiendo que como dice el poeta “caminante no hay camino,  se hace camino al andar”; lo que quiere decir que se comience dando pasos en ‘la humildad’, por ejemplo, y procurar que siempre que la situación lo pida, se practique esa humildad.
Es evidente que la sola voluntad personal no es suficiente para adquirir y practicar la VIRTUD, se necesita la Gracia, la ayuda de Dios que ha de pedirse con regularidad, pero lo que no cabe duda es que es una empresa apasionante esta de lanzarse a VIVIR según la VIRTUD que en cada caso sea necesaria.
Te ruego que pidas al Señor Jesucristo Crucificado, hoy primer viernes de mes, por todos los Hermanos, sus necesidades, intenciones e inquietudes, AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid – España
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