Reflexión 23 de Agosto

Buenos días en el Día del Señor.
El domingo es el día de la semana dedicado normalmente al descanso laboral, a excepción lógicamente de aquellas personas que deben trabajar y el día de descanso es otro diferente durante la semana.
Pero en todo caso, el Día del Señor tiene esta característica del ‘descanso’, precisamente para que sea verdaderamente para el creyente día dedicado al Señor, así como para todo lo que se deriva del principal atributo de Dios, cuál es su AMOR, la CARIDAD que cada Católico ha de proyectar en su relación con todas las personas con las que se relaciona.
También es el día que nos ofrece tiempo para la REFLEXIÓN; pararse en las cosas que en el devenir de lo ordinario quizá no lo permite el tiempo disponible.
Y para esta REFLEXIÓN de HOY te ofrezco un pensamiento de Mahatma Gandhi: “Un minuto que pasa es irrecuperable. Conociendo eso, ¿cómo podemos malgastar tantas horas?”.
En primer lugar uno debe concretar si acepta o no la cuestión que Gandhi plantea: ¿malgasto muchas horas: sí o no?
Aquí es necesario ver la propia jerarquía de valores, para ver si estos están bien relacionados con las exigencias del compromiso bautismal, las Promesas que en el Bautismo se hicieron, así como lo que enseña y marca el Evangelio y la doctrina católica, pues si en la ‘jerarquía de valores’ algo no encaja, ya se hace necesario REVISAR muy seriamente la repetida ‘jerarquía de valores’ para poder VIVIR como corresponde a un Católico de tal nombre.
Pero cuando todo está debidamente sincronizado en el interior de la persona, sus manifestaciones exteriores en el desenvolvimiento ordinario de su vida, estarán marcadas por el ORDEN, en cuyo caso será más difícil MALGASTAR el tiempo, las horas.
Porque en lo que todos estaremos de acuerdo es que ‘un minuto que pasa es irrecuperable’, por lo que si no está empleado debidamente no se podrá, no solo recuperar, si no tampoco rectificar en aquello a lo que se ha dedicado, que posiblemente haya sido algo malo, negativo, o cuando menos, baldío sin razón ni fundamento.
Hemos recibido la vida para hacerla y engrandecerla en lo que es la participación en la Misión de la extensión del Reino de Dios, unidos al Señor Jesucristo que nos envió: “Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos” (Mt. 10,7).
Reza al propio Señor Jesús para que venga, también hoy, en auxilio de todas las necesidades de los Hermanos. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid – España
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