Reflexión 24 de Agosto

Buenos días
Al hilo de lo que planteábamos ayer, es conveniente considerar que los minutos no se pierden cuando se emplean en cumplir con el deber y las obligaciones que se tienen.
Pero conviene también en esto ser muy sincero consigo mismo, pues a la persona le acompañan una serie de sentimientos, de pensamientos y de deseos, que no siempre favorecen para hacer lo que se debe, cuando se debe y como se debe.
No basta utilizar el tiempo en aquello que se debe, sino que ha de hacerse bien; no podemos olvidar aquella exigencia que el Señor Jesucristo plantea para ser discípulo suyo, que te plantea a ti y que me plantea a mí, y que no sé si aún nos la hemos tomado en serio.
“Entonces dijo (Jesús) a los discípulos: Si alguno quiere VENIR en pos de mí, que SE NIEGUE A SÍ MISMO, tome su cruz y me siga” (Mt 16,24), lo que significa algo tan simple como que no prevalezca nada de los sentimientos y deseos que estorben emplear los minutos en aquello que se debe y hacerlo conforme se debe, teniendo en cuenta que, además de Dios, el juez principal de los propios actos ES la CONCIENCIA, claro está, si se la deja, pues tantas veces las personas se muestran tan inmaduras que manipulan su CONCIENCIA, para que no actúe y cumpla con el deber natural que Dios le dio en la creación de cada alma.
Cuántas veces se han conocido personas muy activas, con una capacidad de trabajo muy grande, capaces de atender múltiples cosas simultáneamente, pero se podía concluir que todo estaba bajo el influjo de planteamientos bien personalistas, bien interesados por obtener otros beneficios personales, aunque sólo fuera alimentar el ‘ego’ que lleva a la persona al engreimiento, al orgullo, a la vanidad, y, para terminar necesariamente en la soberbia.
Si fuéramos capaces de fijarnos en el vivir del Señor Jesús, en su forma de hablar, de actuar y de obrar, nos daríamos cuenta que ante Dios nada vale que no sea la respuesta POBRE y SENCILLA a cuanto se vaya presentando por delante.
Claro, es evidente que hay que abandonar defectos, gustos y vanidades, para vivir SÓLO con la pretensión de SER únicamente lo que el Padre Dios, en su infinita e insondable PROVIDENCIA, fijó en su Plan de Salvación para cada persona.
Lo importante, en definitiva, será que cada uno sea capaz de ponerse frente a sus comportamientos y los sepa examinar convenientemente, para conseguir ser plenamente consciente de lo que es y de cómo emplea el tiempo que ha recibido, para gobernar su vida conforme a lo que se le pide según su FE.
Es este un tema muy interesante para compartir en el diálogo con los demás y, sobre todo, en la reflexión personal.
Reza ya a María, nuestra Madre y nuestra Guía, por todas las necesidades de los Hermanos que cada día nos encontramos en torno a Ella; hazlo con Fe y Confianza para ser escuchado. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid – España
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