Reflexión 19 de Agosto

Buenos días. 
Gracias a Dios siempre, ya estoy nuevamente en nuestro encuentro diario en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía, para poder seguir reflexionando juntos.
¿Qué se puede decir el día después de haber hecho Ejercicios Espirituales?
Creo que es muy importante este ‘día después’ por varias razones:
Porque te has de incorporar a la vida ordinaria.
Porque normalmente se llega con ideas ilusionantes para vivir conforme el Amor de Dios.
Porque, en definitiva, se quiere alcanzar lo que parece estar más cerca: la santidad de vida.
Pero es conveniente, como suele decirse, ‘tener la cabeza sobre los hombros’ y no dejarse llevar por espejismos, pues cuando se ha estado en un contacto íntimo y casi constante con Dios y todo lo sobrenatural, es fácil creerse que ya todo será posible en cuanto a vencer tentaciones, corregir egoísmos, defectos, etc., en definitiva, la CONVERSIÓN TOTAL.
En el ‘día después’ hay que saber que si bien están los buenos propósitos que se han hecho, también se ha de contar con las propias realidades personales en el ambiente ordinario, así como con todo lo que supone y conlleva la convivencia con los demás, porque uno estará dispuesto a cambiar y a ceder en todo, pero, los que nos rodean, ¿están en la misma actitud de cambiar?
Lógicamente no lo harán, a no ser que compartan la misma dinámica de este ‘día después’, por lo que nos encontraremos con lo que es la realidad, en la que habrá que encajar la experiencia religiosa y espiritual vivida con lo ya conocido del pasado.
Entonces, lo que cabe hacer es tener en cuenta todo lo que se ha 'visto' de bueno y positivo en los Ejercicios Espirituales, que se debe cultivar para engrandecerlo: virtudes, buenas actitudes y sentimientos, valores, etc.
Y por otra parte, no perder de vista aquello que se ha tomado conciencia que hay contrario al Amor de Dios, al Evangelio, a la vida de virtud, en definitiva, para actuar día a día con humildad y perseverancia en ir eliminando todos esos vicios, malos sentimientos, malos pensamientos, malos hábitos, etc.
Pero lo uno y lo otro ha de hacerse con constancia diaria y desde un espíritu de POBREZA, recordar lo que dice el Señor Jesucristo: “Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los Cielos” (Mt 5,3).
Así, el ‘día después’, aparte de ser realista, tendrá sentido y la ILUSIÓN será el motor que lleve a vivir, día a día, el nuevo proyecto que sale de los ejercicios, como ya hemos dicho, con POBREZA y HUMILDAD.
Espero y deseo que durante estos días no hayamos olvidado rezar cada día por todas las inquietudes, intenciones y necesidades de los Hermanos que compartimos este encuentro diario en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía, a la que hemos de acogernos con filial confianza ante el panorama que tenemos. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es