Reflexión 4 de Agosto

Buenos días en la Fiesta de San Juan María Vianney, conocido popularmente como el Santo Cura de Ars.
La vida de SAN JUAN MARÍA VIANNEY es muy rica en todas sus etapas y en cómo vivió su sacerdocio, cómo entregó su vida al Ministerio Sacerdotal en todas sus dimensiones pastorales, en la administración de los Sacramentos, de forma singular el Sacramento de la Penitencia, pues su presencia en el confesionario era de largas horas cada día, porque acudían a Ars de diferentes partes de Francia gran cantidad de gente.
Su dedicación a los pobres era igualmente total, en sus biografías se relatan muchos testimonios; hay una anécdota muy elocuente en este sentido: “No le interesaba más que ser SACERDOTE: era ese su mayor orgullo. En la última década, el emperador le designó para nombrarle Caballero de la Legión de Honor. El nombramiento apareció en los periódicos. El alcalde, señor des Garets, le comunicó la noticia:
-¿Tiene asignada alguna renta esta cruz?... ¿Me proporcionará dinero para mis pobres?, preguntó el Santo sin manifestar contento ni sorpresa.
-No. Es solamente una distinción honorífica.
-Pues bien, si en ello nada ganan los pobres, diga usted al Emperador que no la quiero”.
Como se ve, vivía en un desapego completo de todo lo terreno y de todo lo humano, su única ocupación era ser un buen SACERDOTE para toda persona que llegara a él.
En sus sermones hay verdaderas joyas espirituales, como es esta: “Los SANTOS son como multitud de pequeños espejos en los que JESUCRISTO SE CONTEMPLA”.
¡Qué definición más hermosa de lo que es la SANTIDAD!
Reflexiona, piensa en qué consiste tu camino de SANTIDAD, simplemente en ir consiguiendo, paso a paso, día a día, que el Señor Jesucristo pueda verse reflejado en tu vida, en todas sus manifestaciones.
Y no es tan difícil; puede decirse que sí será costoso, que exigirá constancia y perseverancia en vivir según el Evangelio, pero difícil no es, en absoluto.
Merecerá la pena dedicar un rato de la oración de hoy al SANTO CURA DE ARS, para tomar de su ejemplo un gran estímulo para decidirnos ya, hoy, a ser santo.
Hemos de pedirle por todos los Sacerdotes, de los que Patrón Universal, para que les dé el celo por las almas que él tenía, y a nosotros un gran AMOR por los Sacerdotes y su Ministerio Sacerdotal.
No dejes para luego el rezar, al menos un avemaría a la Santísima Virgen, por todas las necesidades de los Hermanos. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid – España
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