Reflexión 7 de Mayo

Buenos días en el Día del Señor.
Avanzamos por este Tiempo Pascual que nos lleva hasta la Solemnidad de Pentecostés.
En el Ejercicio del Vía Lucis encontramos la Estación: “El Resucitado da poder para perdonar los pecados” (Juan 20, 22-23), cuya meditación nos lleva de frente al Sacramento de la Confesión, que no parece ser muy frecuentado por los fieles cristianos.
Acercarse al Confesionario causa respeto, porque no acabamos de saber y aceptar quién es uno mismo, pero hay que ser muy realista, vivir con humildad y siempre en la Verdad, para conocer lo que hay en el propio corazón, que con tanto esfuerzo se trata de desfigurar de forma que se llegue hasta el encubrimiento o simplemente a ignorarlo ‘porque no tiene importancia’, decimos.
Esta Estación del Vía Lucis muestra con claridad la gran gracia que el Señor Jesucristo nos dejó, pues a pesar de estar redimidos y salvados, Él sabía que caeríamos una y otra vez y tenía que seguir apostando por nosotros y rescatándonos de esos pecados que cometiésemos; así instituyó el Sacramento del Perdón dando a los Apóstoles el poder de perdonar, de ‘atar y desatar’.
No nos portemos como unos chiquillos que les cuesta comprender lo que no deben hacer, y luego cuando se les reprenden no quieren entender tampoco la satisfacción que deben pagar por el mal hecho.
¡Frecuenta el Sacramento de la Penitencia!
Confiesa tus pecados al Confesor, pues él actúa en la Persona de Cristo, que es quien te perdona.
Y absuelto de todos tus pecados y faltas, a seguir avanzando en el camino de la conversión personal.
No tardes en ir al encuentro de la misericordia y del perdón. Después la vida tiene otro color.
Hoy te pido que reces al Señor Jesús Resucitado, por todas las necesidades de los Hermanos que aquí volvemos a encontrarnos en María, nuestra Madre y nuestra Guía.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es