Reflexión 6 de Mayo

Buenos días.
En este sábado de la IV semana de Pascua, dentro del Mes de María, bien estaría que nos fijáramos en aquellos silencios que María tuvo en los momentos más especiales de su vida.
Son silencios ante unas situaciones que la desbordan, bien porque exceden en esos momentos su comprensión, bien porque es más prudente el silencio o sencillamente porque es lo que las circunstancias aconsejan.
Lo cierto es que para nosotros estos silencios son de una gran enseñanza que interesa la recojamos y la tengamos en cuenta.
María guarda silencio ante la presencia del Arcángel San Gabriel, según cuenta Lc 1,28-30: “Y entrando, le dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios…”.

‘Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo’. En silencio espera que se desvele aquel misterio inimaginable e impensable para Ella.
Su reacción no es estentórea, al contrario, no solo no habla, sino que guarda silencio y espera.
¡Qué importante resulta el silencio y, también,  saber esperar!
Lo mejor será que yo calle y que cada uno medite en aquella situación de María de Nazaret, de forma que pueda trabajar por seguir su ejemplo con lo mejor que pueda y para mucho provecho de su vida.
Te pido que reces a la Reina y Señora de los Ángeles, que es María, nuestra Madre y nuestra Guía, en favor de que proteja y auxilie todas las necesidades de los Hermanos que aquí no encontramos hoy también. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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