Reflexión 3 de Mayo

Buenos días.
El evangelio de San Juan 14,6-14, que se proclama hoy en la Santa Misa comienza así: “En aquel tiempo, dijo Jesús a Tomás: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto”.
Vemos dos puntos que merecen la atención. El primero que hemos visto y comentado varias veces: ‘Yo soy el camino, y la verdad, y la vida’, y el segundo, consecuencia del anterior: ‘Nadie va al Padre, sino por mí’.
Las personas están viviendo esta jornada terrenal y pierden con frecuencia el sentido real de peregrinar por este mundo, que no es otro que llegar hasta la Casa del Padre y que no se podrá hacer si no es por medio del Señor Jesucristo, que verdaderamente es el Camino para llegar al Padre, la Verdad única y verdadera, y la Vida suya, que Él nos enseña como la única que merece ser vivida.
Es muy interesante e importante que este texto del Evangelio lo comprendamos bien, pues así podremos encauzar acertadamente la propia vida: haciéndola al estilo de Jesús, en su Verdad y con el corazón limpio, para que concluya siendo del agrado de Dios Padre Todopoderoso.
Qué bonito regalo le podemos hacer hoy a María, nuestra Madre y nuestra Guía, si tras meditar y comprender la enseñanza de su Hijo Jesús, nos proponemos trabajar por encaminar nuestra vida por esos parámetros evangélicos.
Y, por tanto, a Ella te pido que reces para encomendarle las necesidades espirituales de todos los Hermanos, de forma que en torno a Ella lleguemos a vivir según el ejemplo de la Sagrada Familia: Jesús, María y José. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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