Reflexión 28 de Mayo

Buenos días en la solemnidad de Pentecostés.
Concluimos el Tiempo de Pascua con esta celebración solemne de la Venida del Espíritu Santo.
Nos cabe preguntar cuál es la mejor actitud que se puede y se debe tener en relación al Espíritu Santo; la respuesta, sin duda, es tener una docilidad máxima a sus mociones.
Al Santísimo Espíritu se le ha de invocar para que nos asista con sus Dones, e implicarle en lo que se pida su asistencia, para cerrar el círculo, obedeciendo todas sus inspiraciones.
La persona dócil recibe las cosas, en este caso las mociones del Espíritu Santo, con paz, suavemente, como Él es, pero a la vez, teniendo en cuenta que son enseñanzas, indicaciones, claras y firmes, con el riesgo y peligro de que la propia persona las manipule y no sea fiel, en cuyo caso no habrá tal docilidad.
Los Misterios del Reino son fáciles de comprender y de vivir, pero han de contar con corazones limpios, sinceros y siempre con rectitud de intención en esa docilidad que decimos al Santo Espíritu.
Abramos todo nuestro ser al Espíritu Santo, reflexionemos sobre nuestra relación con Él y tomemos, si fuera necesario, una nueva actitud para poder obrar los deseos y la voluntad del Padre Dios.
Hoy te pido que reces al Espíritu Consolador para que envuelva con su Luz a todos los Hermanos que aquí nos encontramos en la Reina y Señora, Ella que supo aceptar como nadie los deseos de Dios de recibir la presencia del Espíritu Santo que la ‘cubrió con su sombra’. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es