Reflexión 20 de Febrero

Buenos días
Parece que a las personas no les gusta que los errores que se dan en la vida ordinaria, se les pueda atribuir a ellas.
Es como si quisieran que no existiera el ERROR, la EQUIVOCACIÓN, lo cual es imposible en la vida humana, sencillamente porque las personas no son Ángeles, espíritus puros.
Lo esencial está en que nunca el ERROR sea algo premeditado en busca de algún interés bastardo, que en sí mismo ya degenera al que lo comete.
Pero la persona en su misma naturaleza es un ser falible, un ser que puede fallar.
Decía Edward J. Phelps que "El hombre que no comete errores usualmente no hace nada".
No comete errores porque no se implica, no se compromete, en definitiva, vive como si fuera alguien ajeno a la sociedad en la que está inmerso.
¡Qué desgracia de persona si es así!
Vamos, pues, a escrutar cuáles son los propios errores que se suelen cometer así como su naturaleza.
¿Errores buscados?
¿Errores consentidos?
O ¿Errores propios de la naturaleza humana, y consecuencia del trabajo que sólo busca, directa o indirectamente, el bien de todos?
NO HACER NADA evita errar, pero hace de la persona una pobre desgraciada.
Recemos ya por las intenciones y necesidades de los Hermanos, que son las nuestras propias si las ponemos al abrigo de esta oración comunitaria y en el AMOR a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
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