Reflexión 8 de Octubre

Buenos días.
En la vida del fiel cristiano siempre habrá una preocupación por la extensión del Reino de Dios y, por consecuencia, una tristeza o melancolía por ver cómo muchos hermanos en la Fe la han abandonado por diferentes motivos, quizás el más doloroso sea por seguir los afanes del mundo y sus seducciones.
Es por ello que si bien siempre se ha de mantener la antorcha encendida, para que el anuncio del evangelio llegue hasta el último rincón de la tierra, ahora en estos días que vamos a celebrar el Domund y a recordar especialmente a tantos misioneros que dejaron sus casas y sus tierras para ir a evangelizar otros pueblos, no se deben olvidar a tantos bautizados en nuestra Fe que, como indico más arriba, se han enfriado o abandonado su compromiso bautismal.
Es la hora de tomar conciencia de la necesidad de alcanzar la Gracia del Dios Altísimo, para que vuelvan estos hermanos que se alejaron por cualquier razón que fuera.
Hemos de rezar por la conversión de los bautizados, de tantos ‘hijos pródigos’ que abandonaron la casa paterna, por los que sin duda, María, nuestra Madre y nuestra Guía, anhela en su Corazón Inmaculado  que vuelvan a Dios.
Con este compromiso, que es doloroso en el corazón por tantos casos que conocemos de cerca o de lejos, vamos a ofrecer hoy lo mejor que tengamos: algún sacrificio, alguna oración, particularmente el Santo Rosario, algún acto o esfuerzo por acercarnos a alguna de estas personas para indicarla, con la máxima delicadeza, de que le están esperando en la Casa de Dios, que es la Santa Iglesia.
Sin olvidar que necesitamos todos que reces con Fe y Esperanza por todas las necesidades de los Hermanos, que en este sábado nos volvemos a encontrar en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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