Buenos días en la Fiesta de Santa Teresa de Jesús.
No parece que esta Santa universal necesite mucha presentación, pues su obra religiosa con la Reforma del Carmelo y su aportación espiritual a la cristiandad son credenciales suficientes para ver su grandeza de alma.
Mejor será cederla a ella la palabra para que hable a cada uno en la reflexión y meditación de la poesía que transcribo, que la Iglesia la toma como Himno de la Hora de Laudes de su Fiesta.
“Vuestra soy, para vos nací: ¿Qué mandáis hacer de mí?
Soberana Majestad, eterna Sabiduría, Bondad buena al alma mía; Dios, Alteza, un Ser, Bondad: La gran vileza mirad, que hoy os canta amor así: ¿Qué mandáis hacer de mí?
Vuestra soy, pues me criasteis; vuestra, pues me redimisteis; vuestra, pues que me sufristeis; vuestra, pues que me llamasteis; vuestra, porque me esperasteis; vuestra, pues no me perdí; ¿Qué mandáis hacer de mí?
Veis aquí mi corazón, yo le pongo en vuestra palma: mi cuerpo, mi vida y alma, mis entrañas y afición. Dulce Esposo y Redención, pues por vuestra me ofrecí: ¿Qué mandáis hacer de mí?
Dadme muerte, dadme vida, dad salud o enfermedad, honra o deshonra me dad, dadme guerra o paz crecida, flaqueza o fuerza cumplida, que a todo digo que sí: ¿Qué queréis hacer de mí?
Dadme riqueza o pobreza, dad consuelo o desconsuelo, dadme alegría o tristeza, dadme infierno o dadme cielo, vida dulce, sol sin velo, pues del todo me rendí: ¿Qué mandáis hacer de mí?
Si queréis que esté holgando, quiero por amor holgar; si me mandáis trabajar, morir quiero trabajando: decid dónde, cómo, cuándo, decid, dulce Amor, decid: ¿Qué mandáis hacer de mí?”.
Y ahora reza ya por todas las necesidades de los Hermanos que, hoy sábado, lo vivimos en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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