Reflexión 28 de Febrero

Buenos días.
Culminamos este mes de febrero de 2022 a dos días del comienzo de la Cuaresma, tiempo en el que la Iglesia nos invita a preparar las celebraciones del Triduo Pascual, que culmina con la Celebración solemne de la Resurrección del Señor Jesucristo.
Es cierto que la Cuaresma es muy popular entre los cristianos, pero, quizás, por todo lo que venimos arrastrando de esta sociedad de consumo, ha quedado difuminada de forma que puede que para muchos no tenga toda su razón y su sentido.
Como hemos dicho en otras ocasiones, lo que no se conoce bien, lo que no se comprende acertadamente, es muy difícil realizarlo.
La Cuaresma es un camino de 40 días a imitación de los que estuvo Jesús en el desierto (Mt 4,1-11; Mc 1,12-13; Lc 4,1-13), en el que el cristiano se prepara para las celebraciones centrales y más importantes de la Fe.
Esta preparación es algo tan sencillo como que, abandonando el “hombre viejo” que llevamos por causa del pecado, de los vicios, malquerencias, rencores y odios, nos revistamos del Amor y de la Virtud que nos permita poder compartir con el Señor Jesucristo, su Pasión, Muerte y Resurrección en las Celebraciones del Triduo Pascual, siguiendo con el Tiempo de Pascua en el que ya deberíamos vivirlo como ‘hombres nuevos’ en Cristo Resucitado.
Hoy sólo quiero llamaros a esa preparación interior que siempre es bueno tener en cuenta ante acontecimientos que sabemos van a ocurrir.
En la Cuaresma nos hemos de apoyar en la oración, la penitencia, el ayuno y la limosna, que son los medios que la Iglesia nos indica como los más propicios para hacer este camino de conversión.
Finalmente os indico que el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo estamos obligados a ayunar, así como los viernes de cuaresma a la abstinencia de comer carne. Es muy deseable que estos gestos penitenciales los observemos para llevar a cabo el proceso de conversión que tanto necesitamos.
Seamos, pues, generosos con nosotros mismos y con los demás, observando una Cuaresma que resulte del agrado de nuestro Señor Jesucristo.
Ya solo me queda recordarte que no olvides rezar por todas las necesidades de los Hermanos, que aquí nos congregamos en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
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Reflexión 27 de Febrero

Buenos días en el Día del Señor, ya 5º domingo de San José.
En el evangelio de San Lucas 6,39-45, que se proclama hoy en la Santa Misa, escuchamos al Señor Jesucristo decir: “El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa del corazón habla la boca”.
Muy elocuentes son estas palabras de Jesús que nos llevan una vez más, a ver que el corazón es esencial para el camino de la conversión, pues en él se alberga, mejor albergamos, todos los buenos y malos pensamientos, los buenos y malos sentimientos.
Pero, quizás, la última frase es la que más puede interpelarnos ya que dice que ‘de lo que rebosa del corazón habla la boca’, una verdad contundente que es fácil verificar, pero que tantas veces no se repara en ella al manifestar la realidad personal, que por intentar disimularla tantos esfuerzos se hacen.
¿Cuándo nos convenceremos que es Cristo el mejor Maestro que podemos encontrar para saber gobernar la propia vida, con todas las garantías humanas y espirituales?
Que en este día del Señor, no olvides de rezar al Señor Resucitado, aun cuando sea solo un padrenuestro, por todas las intenciones y necesidades de los Hermanos, que aquí volvemos a encontrarnos en su Madre Amantísima. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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Reflexión 26 de Febrero

Buenos días en la celebración de Santa María en sábado.
Ante la situación general en la que nos encontramos, me parecía interesante aguardar a conocer el mensaje de la Virgen María Reina de la Paz de ayer día 25 de febrero de 2022, pues bien sabéis que de forma regular cada día 25 de mes Ella da un mensaje.
El mensaje de ayer dice textualmente: “¡Queridos hijos! Yo estoy con vosotros y rezamos juntos.
Hijos míos, ayudadme con la oración para que Satanás no prevalezca.
Su poder de muerte, odio y miedo ha visitado la tierra.
Por eso, hijos míos, regresad a Dios y a la oración, al ayuno y a la renuncia, por todos aquellos que son pisoteados, son pobres y no tienen voz en este mundo sin Dios.
Hijos míos, si no regresáis a Dios y a sus Mandamientos, no tenéis futuro.
Por eso, Él me ha enviado a vosotros para guiaros.
¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”
Como se ve claramente, estamos ante unas palabras de la Virgen dichas con claridad y con una exigencia grande, que bien lo explica.
Ella dice: ‘Hijos míos, ayudadme con la oración para que Satanás no prevalezca. Su poder de muerte, odio y miedo ha visitado la tierra’.
Está bien claro lo que nos revela de la fuerza de Satanás en estos tiempos y en esta tierra nuestra; no es difícil comprobar estas palabras de la Reina de la Paz: ‘su poder de muerte, odio y miedo ha visitado la tierra’. ¿No hay acaso muerte, odio y miedo entre nosotros desde hace dos años con la pandemia y ahora con la guerra?
Y la muerte, no debemos de entenderla únicamente en el sentido físico y material, sino la que es más grave: la muerte espiritual.
Pide nuestra ayuda con la oración ‘para que Satanás no prevalezca’; son palabras muy graves para meditarlas serenamente, y también con la profundidad que llevan.
A continuación encontramos una llamada que resulta muy difícil ignorarla en las puertas de la Cuaresma y en el ambiente en el que estamos inmersos: ‘Por eso, hijos míos, regresad a Dios y a la oración, al ayuno y a la renuncia, por todos aquellos que son pisoteados, son pobres y no tienen voz en este mundo sin Dios’.
Y hace una advertencia final: ‘Hijos míos, si no regresáis a Dios y a sus Mandamientos (conversión), no tenéis futuro. Por eso, Él me ha enviado a vosotros para guiaros’.
Poco hay que agregar. Cada uno debe sacar sus propias conclusiones y actuar en consecuencia, pero parece que a la altura de la situación general en la que estamos no quedan otras alternativas.
No obstante te sigo pidiendo que reces hoy también a María, nuestra Madre y nuestra Guía, por las necesidades e intenciones de los Hermanos que en Ella volvemos a encontrarnos. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
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Reflexión 25 de Febrero

Buenos días.
Vivimos unos tiempos muy convulsos, con noticias que se van sucediendo hacia ser cada vez peores, se van cumpliendo los peores presagios como por ejemplo la guerra y todas las consecuencias nefastas que de ella se derivarán.
Pero ante estas realidades la persona se plantea qué hacer, cómo actuar.
Sin duda, como creyentes lo primero debe ser volverse a Dios para pedir y encontrar su gracia, su ayuda y su misericordia, pues sin ellas la ruina estará servida. Llegar a esa conversión a la que tantas veces hemos llamado y vivir en la humildad del corazón.
Recordemos lo vivido desde hace ahora dos años con la pandemia, que lejos de volverse a Dios e implorarle su Gracia, se ha vivido sin reacción espiritual hasta estos últimos meses, que de forma tímida se ha comenzado a pedir, al menos públicamente, habiendo puesto toda la esperanza en algo que no se ha revelado definitivamente válido. 
Pero también se ha de atender a los sentimientos, pues de una guerra se derivan todo tipo de resentimientos y malos quereres, aunque tampoco se necesita una guerra cruenta para que esto pase.
Por eso hay que saber defenderse de aquello que decía Don Jacinto Benavente, dramaturgo español y Premio Nobel de Literatura en 1922: “Lo peor que hacen los malos es obligarnos a dudar de los buenos”.
Recemos con fe y con confianza, y hagamos cuanto podamos por expiar y reparar los pecados, para que el Señor Dios tenga misericordia de todos y no llegue a tratar a esta humanidad como se merece, después de tantos excesos como se han cometido y se siguen cometiendo.
Pero no olvides también la humilde oración que te pido cada día, en favor de las necesidades de todos los Hermanos que aquí nos encontramos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
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Reflexión 24 de Febrero

Buenos días.
El pasado día 18 veíamos el segundo artículo de la Fe que profesamos: ‘Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor’, y ya dijimos que habría que profundizar un poco más.
El nuestro Bautismo, cada uno hizo lo que se denominan como ‘las promesas bautismales’, que como bien recordaréis, pues es una promesa que se debe mantener muy viva y fresca, dice: “Renuncio a Satanás, a sus seducciones, a sus pompas y a sus obras y PROMETO SEGUIR SIEMPRE Y FIELMENTE A JESUCRISTO.
Lo pongo con mayúsculas para llamar la atención de algo que es medular en la vida de cualquier cristiano; el diccionario de la RAE en una sus definiciones de ‘medular’ dice: “Sustancia principal de una cosa no material”, pues el espíritu cristiano se proyectará en lo humano y material, pero corresponde a la intimidad de la persona y solo desde allí se podrá vivir o no en el agrado del Señor Jesucristo.
Pues bien, no debo olvidar nunca que ese día que por el Bautismo recibí el ser 'hijo de Dios Padre por adopción' en su Hijo Jesucristo, yo hice promesa firme y solemne de ‘seguir siempre y fielmente a Jesucristo’, y de esta promesa, sin duda, tendré que responder ante Dios y, como se dice, ante la historia.
Esta es una parte sustancial de este segundo artículo de la Fe, que lo dejo ahí para la reflexión personal, y como digo otras veces, para rectificar, en su caso, los propios sentimientos y comportamientos, pues bien se sabe que no parece que se cuide mucho la pureza de corazón y la rectitud de intención. A quien quiera la ayuda del Señor Jesucristo, ahí tiene el evangelio de San Mateo, capítulo 15 versículos 15 al 20.
Y ya te pido que reces hoy al Señor Jesús en su presencia eucarística, por todas las necesidades de los Hermanos que volvemos a encontrarnos aquí en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
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Reflexión 23 de Febrero

Buenos días.
La confianza es una virtud, una disposición por la que la persona mantiene el ánimo, el aliento y el vigor para actuar.
La confianza le da seguridad a la persona de que otra persona merece su atención porque va a responder bien, así como esta seguridad la puede tener de sí misma.
Y finalmente la confianza es esencial en la vida del cristiano, pues ha de tenerla en Dios con la absoluta certeza de que el Señor es el único en que la confianza nunca se verá defraudada; de esta confianza nacerá aquella afirmación de Jesús: “En verdad os digo que, si tuvierais fe como un grano de mostaza, le diríais a aquel monte: Trasládate desde ahí hasta aquí, y se trasladaría. Nada os sería imposible” (Mt 17, 20).
El poeta y dramaturgo alemán del siglo XVIII Friedrich Schiller, escribió: “La confianza es madre de las acciones grandiosas”, y así es, porque el potencial que tiene la persona, que nunca se debe olvidar, como imagen y semejanza de Dios que es, tiene en sus facultades muchas posibilidades, tantas como Dios le ha dotado y concedido, que le hará capaz de esas ‘acciones grandiosas’, pero no puede olvidar tampoco que a la confianza en sí mismo, ha de añadir otras virtudes como son la humildad, la sencillez y el saber, como decía San Pablo, que “todo lo puedo en aquel que me conforta” (Flp 4,13).
¿Cómo vives tú esta gran virtud, que podemos llamarle también don, de la confianza? En ti mismo, en tu entorno, con las personas más íntimas, con todos en general. Y sobre todo, la confianza en Dios y con Dios.
Tus Hermanos, que aquí nos encontramos contigo cada día, hoy confiamos en tu oración intercesora ante Dios nuestro Padre, en favor de todas las necesidades que cada uno tiene. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
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Reflexión 20 de Febrero

Buenos días en el Día del Señor.
Sabemos que nuestra principal referencia para andar los caminos de la vida con la suficiente claridad de ideas y firmes convicciones, es la Palabra de Dios.
A esta Palabra de Dios debemos acudir con frecuencia para alimento del espíritu y conocimiento de cómo nos convendrá gobernar la propia vida, pero además la Iglesia nos la ofrece en las celebraciones de la Santa Misa de cada día.
Este domingo VII del Tiempo Ordinario, en su ciclo C, nos ofrece la perícopa del Evangelio de San Lucas 6,27-38, que es una fuerte llamada a vivir con un gran corazón. Además se nos ofrece como una guía interesante para hacer un fructífero examen de conciencia.
Pero previo a ofreceros el texto, quiero que veáis la oración colecta con la que hoy orará la Iglesia: “Concédenos, Dios todopoderoso, que, meditando siempre las realidades espirituales, cumplamos, de palabra y de obra, lo que a ti te complace. Por nuestro Señor Jesucristo”.
‘Meditando siempre las realidades espirituales...’, he aquí la invitación frecuente que os hago cuando, planteadas las cuestiones, os invito a la reflexión, porque de la meditación seria y profunda de lo que es la vida espiritual podrá emanar el fiel cumplimiento de la voluntad de Dios.
Sigue el texto del Evangelio de hoy: “En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian.
Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen… Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros”.
Que no falte hoy tu oración al Señor Jesucristo Resucitado, para que derrame sus Bendiciones sobre todos los problemas y necesidades de los Hermanos, que aquí nos encontramos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
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Reflexión 22 de Febrero

Buenos días en la Cátedra de San Pedro.
“Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará” (Mt 16,18).
Este es uno de los días en el año en el que se nos pone delante el Amor que le debemos a la Iglesia Católica como miembros suyos que somos, así como el reconocimiento hacia el Vicario de Cristo, teniendo clara conciencia que, tanto por la Iglesia como por el Papa, debemos rezar con insistencia, pues es la mejor aportación que podemos hacer, para después trabajar cuanto se pueda, desde el seno de la Iglesia, por la extensión del Reino de Dios.
También es un día para tomar conciencia de lo importante que es conocer bien los fundamentos de nuestra Fe, pues mientras peregrinamos por este mundo no podemos hacerlo, ni fuera de la Iglesia, sino en su seno y en su comunión, ni tampoco de espaldas a su Jerarquía cuya cabeza es el Papa.
Estas cosas que a su vez son tan elementales, conviene refrescarlas y renovarlas en estos tiempos en los que la confusión se propaga y se extiende con tanta ligereza.
Pues en la oración a la que nos convoca la Liturgia hoy, lo dejo.
Con la confianza igualmente de que recéis, como cada día, en favor de las necesidades de todos los Hermanos, que aquí nos encontramos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
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Reflexión 21 de Febrero

Buenos días.
En el recorrido que estamos haciendo por los Mandamientos de la Ley de Dios, nos quedan por considerar el Sexto y el Noveno.
Parece que es más interesante pararnos primero en el Noveno Mandamiento que dice: “No consentirás pensamientos ni deseos impuros”.
Este Mandamiento es una continuación y complemento del Sexto, que mientras éste prohíbe directamente los actos externos contra la pureza y la castidad, el Noveno lo hace con relación a los actos internos: bien sea de pensamiento o de deseo.
Dice el Catecismo, núm. 2529: “El Noveno Mandamiento pone en guardia contra el desorden o concupiscencia de la carne”
Jesucristo dedica un importante y concreto comentario sobre este precepto en el Sermón de la Montaña; dice en Mt 5,27-30: “Habéis oído que se dijo: ‘No cometerás adulterio’. Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo vaya al infierno”.
Por tanto, los pecados contra este Noveno Mandamiento son todos los pensamientos y todos los deseos de cometer cualquiera de los actos condenados por el Sexto Mandamiento, pero se ha de tener en cuenta que es necesario, para que pueda consumarse el pecado, que la voluntad se complazca en dichos pensamientos y deseos, porque no se comete pecado cuando la voluntad no los consiente y procura rechazarlos.
El Catecismo en el núm. 2520 nos dice: El Bautismo confiere al que lo recibe la gracia de la purificación de todos los pecados. Pero el bautizado debe seguir luchando contra la concupiscencia de la carne y los apetitos desordenados.
Con la gracia de Dios lo consigue mediante la virtud y el don de la castidad, pues la castidad permite amar con un corazón recto e indiviso.
Mediante la pureza de intención, que consiste en buscar el fin verdadero del hombre, que con una mirada limpia el bautizado se afana por encontrar y realizar en todo la voluntad de Dios.
Mediante la pureza de la mirada exterior e interior.
Mediante la disciplina de los sentidos y de la imaginación.
Mediante el rechazo de toda complacencia en los pensamientos impuros, que inclinan a apartarse del camino de los mandamientos.
Y mediante la oración.
En el Libro de la Sabiduría 15,5 leemos: "La vista despierta la pasión de los insensatos".
Y San Agustín nos enseña a partir de su experiencia de converso: “Creía que la continencia dependía de mis propias fuerzas, las cuales no sentía en mí; siendo tan necio que no entendía lo que estaba escrito: que nadie puede ser continente, si tú no se lo das. Y cierto que tú me lo dieras, si con interior gemido llamase a tus oídos, y con fe sólida arrojase en ti mi cuidado”
Pues hasta aquí el repaso al Noveno Mandamiento, con el deseo de una seria meditación para afianzar los caminos del alma y rectificar, en su caso, lo que sea preciso.
Y ya te pido que reces al Dios Altísimo, en favor de las necesidades, espirituales y materiales, de todos los Hermanos que nos encontramos aquí en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
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Reflexión 19 de Febrero

Buenos días.
En este día, sábado, en el que la Santísima Virgen tiene una presencia y una significación especial, podríamos echar la vista a nuestro alrededor con la mirada de Ella.
La Virgen María, Reina de la Paz, siempre nos ha pedido, nos ha suplicado, orar con insistencia y trabajar por la Paz, desde la paz mundial a la paz, digamos, más doméstica, como es la paz en el propio corazón, en la propia familia, en el entorno social, y por supuesto en todo lo que concierne a nuestra Patria.
La Virgen María ha insistido e insiste cuando puede, que se rece con perseverancia por la conversión de los pecadores.
Parece que en nuestro tiempo no se quiere o quizás no se sabe, aunque parezca inverosímil, creer en la condenación eterna, lo que hace que se acepte con cierta facilidad lo que es la permisividad moral, que abarca a todo lo que obliga la Ley moral que todos están llamado a seguir.
María Santísima sufre cuando ve cómo las almas se precipitan por los acantilados del pecado y entran en caminos sin retorno, insistiendo a todos con aquella petición que hiciera en Fátima a los Pastorcitos en la cuarta aparición el 19 de agosto de 1917: “Y tomando un aspecto muy triste, la Virgen añadió: Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, porque muchas almas van al infierno por no tener quien se sacrifique y rece por ellas”. Más claridad en sus palabras, imposible.
No parece que se necesiten más argumentos para darnos cuenta de la situación en la que se encuentra nuestra sociedad, y para dar una respuesta adecuada, cada uno desde su realidad y situación personal.
Y ya te pido hoy que reces a la Santísima Virgen en favor de todas las necesidades de los Hermanos, que nos volvemos a encontrar aquí en el Amor de María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
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Reflexión 18 de Febrero

Buenos días.
‘Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor’, segunda confesión que hacemos en la Profesión de Fe que tiene un peso grande en la vida del cristiano, ya que todo hace referencia a Jesús cuando, por el Bautismo, ha de dar testimonio de su Fe.
Del Señor Jesucristo hemos oído la voz que nos dijo a cada uno: ‘Ven y sígueme’, cada cual en el estado de vida al que fue convocado y desde el que ha de ser Apóstol del Señor, en la tarea común de extender el Reino de los Cielos.
Nos ha enseñado todo lo que debemos saber y vivir para caminar con paso seguro y firme al encuentro con el Padre Dios, que Él mismo nos lo dio a conocer: “Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar” (Mt 11.27).
Y así podríamos decir un sinfín de referencias a lo que es realmente el Señor Jesucristo para los cristianos, pero hay otro aspecto en este artículo de la Fe, me refiero a la confesión que se hace como que Jesús es el Unigénito del Padre.
Y esto es muy relevante en la Fe católica, pues todo lo que se ha dicho y dice de que Jesús tuvo más hermanos cae por su propio peso, ya que encontramos como una especie de telón de fondo en la Virginidad de María, ‘antes del parto, en el parto y después del parto’, que no deja cabida a la posibilidad de haber tenido más hijos, que en ese caso habría sido con el concurso de José su Esposo.
Es doctrina segura y definida la Virginidad de María. En el Concilio de Letrán, año 649, se efectuó la solemne definición dogmática de la Virginidad Perpetua de la Madre de Dios: “Si alguno, de acuerdo con los Santos Padres, no confiesa que María Inmaculada es real y verdaderamente Madre de Dios y siempre Virgen, en cuanto concibió al que es Dios único y verdadero -el Verbo engendrado por Dios Padre desde toda la eternidad- en estos últimos tiempos, sin semilla humana y nacido sin corrupción de su virginidad, que permaneció intacta después de su nacimiento, sea anatema”.
Habría muchos más aspectos en los que fijarnos, que dejaremos para otro momento, pero en tanto nos disponemos a la reflexión de lo apuntado, pidamos al propio Señor Jesucristo que venga en ayuda de todas las necesidades espirituales y materiales de los Hermanos, que aquí volvemos a encontrarnos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
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Reflexión 17 de Febrero

Buenos días en la Fiesta de los Siete Santos Fundadores de la Orden de los Siervos de María (Servitas).
Se les denomina así a un grupo de siete jóvenes, la mayoría de origen noble, provenientes de la República de Florencia (Italia), que en el siglo XIII decidieron abandonar sus riquezas para entregar sus vidas a Cristo y al Evangelio.
Para dar aquel gran paso, ellos se habían encomendado fervientemente a la Madre de Dios. Con el tiempo su grupo se convertiría en la Orden de los Siervos de María; cuya fiesta conmemoramos hoy, 17 de febrero.
El 15 de agosto de 1233, fiesta de la Asunción de María, la Virgen se les apareció y les pidió que renuncien al mundo y se dediquen exclusivamente a Dios.
En ese momento, ellos ya eran parte de una cofradía llamada de los Laudenses, pero la solicitud de la Virgen hizo que Bonfiglio, Bonagiunta, Amadeo, Hugo, Maneto, Sosteño y Alejo asumieran esta llamada especial.
Repartieron todo su dinero entre los pobres y se retiraron al Monte Senario, cerca de Florencia, a rezar y a hacer penitencia. Allí construyeron una Iglesia y una ermita, en la que vivieron austeramente.
El Papa solicitó que fueran ordenados sacerdotes. Todos excepto San Alejo Falconieri, el menor de ellos, aceptaron la petición del Papa. Alejo, por humildad, prefirió permanecer siempre como hermano.
En 1239, los siete fundaron la Orden de los Siervos de María, conocidos también como la Orden de los Servitas, tras una nueva visión de la Virgen en la que les pedía que siguieran la regla de San Agustín y les mostró un hábito negro, recomendándoles que lo llevasen en memoria de la Pasión de su Hijo.
A partir del año siguiente, 1240, se hicieron conocidos y rápidamente extendieron su obra por toda Florencia, llegando a fundar otros conventos e iglesias. El Carisma de la Orden de los Servitas es la gran devoción a la Santísima Virgen, la fraternidad, el servicio y la continua disposición a la conversión.
Los Siervos de María fueron reconocidos por la Santa Sede en el año 1304. Su memoria se conmemora el 17 de febrero, día en el que murió el último de sus miembros, San Alejo Falconieri, el año 1310.
Por supuesto que la vida y la historia de estos Siete Santos Fundadores es muy amplia e interesante, pero aquí está una brevísima reseña para si alguien siente la curiosidad o necesidad de conocerlos mejor, lo hagan, pues merece la pena, así como la Orden de los Siervos de María.
A su poderosa intercesión encomendemos hoy todas las necesidades, espirituales y materiales, de los Hermanos que en torno a la Reina y Señora nos encontramos aquí cada día. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
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Reflexión 16 de Febrero

Buenos días.
Siempre pensé que cuando alguna persona le hace a otra alguna confidencia o le manifiesta su intimidad, le da lo más valioso que tiene, por lo que la persona que recibe esas confidencias debe tener muy claro que recibe algo tan inapreciable, que ha de tener mucho cuidado para no defraudar la confianza recibida.
No hay ni habrá cosa más valiosa que se pueda recibir que la confianza, la intimidad de quien te encuentra capacitado para recibirla, de aquí que siempre se quedará en deuda con quien se te ha confiado.
En un mundo tan insensible por los egoísmos de buscar el beneficio más inmediato, sin reparar en que la vida no se acaba ‘a la vuelta de la esquina’, se hace muy difícil comprender que hay cosas más importantes en las relaciones interpersonales que no están en esos egoísmos o intereses materiales más inmediatos.
Siempre es bueno escrutar el propio corazón para terminar de conocerle en cuanto a sus sentimientos, pues como la persona es el enemigo número uno de sí misma, pues se engaña o se deja engañar con argumentos interesados y hechos a medida, por lo que si no se está muy vigilante se cae fácilmente en errores que pueden llegar a ser graves o muy graves.
Hoy miércoles, nos acogemos a San José y le pedimos con fe y esperanza, que interceda en favor de las necesidades, materiales y espirituales, de los Hermanos, para que se vayan encontrando las mejores soluciones. Digamos: San José glorioso, ampara a quien contempla tu pena y gozo. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
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Reflexión 15 de Febrero

Buenos días.
Parece que lo más conveniente es completar hoy lo que quedó pendiente del Cuarto Mandamiento de la Ley de Dios: Honrar Padre y Madre.
Este Cuarto Mandamiento obliga también a los padres con relación a los hijos, así lo dice el Cédogo Derecho Canónico: “Los padres tienen el gravísimo deber y el derecho primario de cuidar con todas sus fuerzas de la educación de sus hijos, tanto física, social y cultural, como moral y religiosa” (Canon 1136).
“Los padres deben desarrollar las funciones de maestros de vida y de fe, para cuidar la formación y el crecimiento de sus hijos” (San Juan Pablo II, 19-1-1986).
Los padres, por tanto, han de vigilar con sumo esmero para impedir que se malogre la inteligencia de sus hijos con el error, ni que se corrompa su corazón con el vicio.
Deben alejar de sus hijos las malas amistades, los libros y espectáculos inmorales y todo escándalo que pueda dañar gravemente su alma
Este Mandamiento nos pide también deberes para con la Patria: amarla, defenderla, cumplir sus leyes y contribuir al bien común. Lo recuerda la Palabra de Dios: “Sed obedientes, por el Señor, a toda institución humana” (1 Ped 2,13)... “Que vivan sumisos a las autoridades” (Tito 3,1). Y a las autoridades del Estado  el Cuarto Mandamiento obliga a gobernar con rectitud procurando el bien común, guardando los derechos y consideraciones debidos a cada ciudadano y cumpliendo la Ley.
No es obligado en cambio obedecer a la autoridad civil cuando mande algo contrario a la Ley de Dios o al Magisterio de la Iglesia, la Palabra de Dios es clara y rotunda en este deber y facultad de la Iglesia: “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hch 5, 29).
Finalmente, este Cuarto Mandamiento exige los siguientes deberes a los patronos o empresarios.
Respetar en los operarios su dignidad de personas humanas e hijos de Dios, pagarles puntualmente el salario que en justicia les corresponde, tratarles con el amor con que ellos mismos desearían ser tratados, darles ejemplo de vida cristiana…
Y al obrero o empleado el Mandamiento obliga a ser fiel a su patrono o a la empresa, cumplir debidamente el trabajo según lo estipulado en el contrato laboral, no perjudicar ni la persona ni los intereses de la empresa.
Para poder bien cumplir estos preceptos laborales, la Iglesia Católica nos da un sencillo consejo: “Trabajad con amor, no sólo con las manos y la mente, sino unidos a Cristo” porque “el Verbo encarnado, que se hizo carpintero junto al carpintero José, ha dado al trabajo un significado que traspasa el tiempo y se proyecta hasta la eternidad” (San Juan Pablo II, 9-3-1990).
Concluido este Cuarto Mandamiento, prosigamos con esmero iluminando la propia alma para hacerla vivir cada día más acorde con la Santa Voluntad de Dios, que se muestra con claridad en toda la Divina Revelación.
Y recemos con sencillez, pidiendo a nuestro buen Padre Dios que venga en auxilio de todas las necesidades de cada uno de los Hermanos que aquí nos encontramos en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
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Reflexión 14 de Febrero

Buenos días.
Vamos a continuar con el Cuarto Mandamiento de la Ley de Dios: “Honrar Padre y Madre”.
Habíamos visto el Amor y la Reverencia que se debe a los padres; ahora veremos la Obediencia, porque los padres han recibido del Señor su misma divina autoridad sobre los hijos, siendo sus legítimos y más inmediatos y naturales superiores.
Dice el Catecismo de la Iglesia Católica en su núm. 2217: “Mientras vive en el domicilio de sus padres, el hijo debe obedecer a todo lo que éstos dispongan para su bien o el de la familia... La obediencia a los padres cesa con la emancipación de los hijos, pero no el respeto que les es debido, el cual permanece para siempre”.
Tan importante es la obediencia, que uno de los mayores expertos de la historia en asuntos de la juventud, afirmó sin ambages: “Dadme un joven obediente y llegará a santo. El que no es obediente no tiene ninguna virtud’ (San Juan Bosco).
El mismo San Juan Bosco describe en qué consiste esta obediencia de los jóvenes a los padres: “Cuando os manden alguna cosa, hacedla prontamente, sin mostraros remolones. Evitad comportaros como los que, protestando, levantan los hombros, menean la cabeza y, lo que es peor, contestan con insolencia. Estos hacen una injuria grande a sus padres y al mismo Dios, que por medio de ellos manifiesta su voluntad. Nuestro Salvador, a pesar de ser todopoderoso, para enseñarnos a obedecer se sometió en todo a la Santísima Virgen y a San José, ejerciendo el humilde oficio de artesano, para después obedecer a su Padre celestial, ofreciéndose a morir entre tormentos en la cruz”
Además de los padres debemos también honrar a los mayores en edad, dignidad y autoridad; son superiores por razón de la edad: abuelos, tíos y hermanos mayores e incluso los ancianos en general.
Lo son también por razón de dignidad, espe­cialmente los sacerdotes, así como los profesores o educadores, y por autoridad lo son los que legítimamente gobiernan, tanto en el orden espiritual como social: El Papa, los obispos, párrocos, superiores, director espiritual..., los reyes, magistrados, empresarios, etc.
Nos quedan un par de apartados más que los concluiremos el próximo día, mientras buscamos la luz para que el propio corazón pueda estar acorde con la Revelación de Dios y la Doctrina de la Santa Iglesia Católica.
Y ahora nos queda rezar, aunque solo sean tres avemarías a la Santísima Virgen María, para que alcance todas las gracias que necesitan los Hermanos en sus necesidades, tanto materiales como espirituales. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
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Reflexión 13 de Febrero

Buenos días en el Día del Señor.
El ejercicio de los Siete Domingos de San José en su Tercer Domingo nos presenta: “El dolor: cuando la sangre del niño Salvador fue derramada en su circuncisión. La alegría: dada con el nombre de Jesús.
Oh ejecutor obedientísimo de las leyes divinas, glorioso San José: la sangre preciosísima que el Redentor derramó en su circuncisión os traspasó el corazón, pero el nombre de Jesús, que entonces se le impuso, os confortó, llenándoos de alegría.
Por este dolor y por este gozo, alcanzadnos el vivir alejados de todo pecado, a fin de expirar gozosos con el santísimo nombre de Jesús en el corazón y en los labios”. Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
El gozo, la alegría, que siente San José es con el Nombre de Jesús que se le impuso al Niño, lo cual nos habla de la importancia que tiene el Nombre en cada persona.
La Sagrada Escritura habla en muy diferentes pasajes del Nombre de Dios, y de su importancia, tanto para alabarlo y bendecirlo como para hablar o actuar en su Nombre, así como también la máxima gravedad que tiene maldecirlo.
En la vida propia, el nombre que se recibió en el Bautismo tiene una gran importancia para la propia persona que lo lleva, no solo por lo que signifique en su etimología, sino también por el santo protector que llevó ese nombre, con él se santificó y por ello será protector de los que peregrinan aún por este mundo con tal nombre.
De aquí se deduce la importancia que tiene amar el propio nombre y dar la talla a lo que significó el que se le pusiera.
Conocer bien al Santo protector e intentar seguir sus ejemplos es una tarea tan bonita como fructífera, pues no solo tenemos al Ángel Custodio para recurrir a su ayuda, sino que también podemos contar con el Santo Protector.
Para los que aún no han tenido en cuenta, tanto su Nombre como el Santo que lo llevó, ya tienen tarea.
Reza hoy, como domingo que es, al Señor Resucitado, para que venga en ayuda y auxilio de todos los Hermanos en razón de las necesidades que cada uno tenga, mientras nos mantenemos en torno a su Madre Amantísima. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
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Reflexión 12 de Febrero

Buenos días en esta Memoria de Santa María en Sábado.
En este sábado de la V semana del Tiempo Ordinario, en las lecturas de la Santa Misa se toma un texto del Primer Libro de los Reyes, que voy a transcribir para vuestra reflexión en los presentes momentos que estamos viviendo.
Lectura del primer libro de los Reyes (12,26-32;13,33-34): “En aquellos días, Jeroboán pensó para sus adentros: «Todavía puede volver el reino a la casa de David. Si la gente sigue yendo a Jerusalén para hacer sacrificios en el templo del Señor, terminarán poniéndose de parte de su señor, Roboán, rey de Judá; me matarán y volverán a unirse a Roboán, rey de Judá.»
Después de aconsejarse, el rey hizo dos becerros de oro y dijo a la gente: «¡Ya está bien de subir a Jerusalén! ¡Éste es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto!»
Luego colocó un becerro en Betel y el otro en Dan. Esto incitó a pecar a Israel, porque unos iban a Betel y otros a Dan. También edificó ermitas en los altozanos; puso de sacerdotes a gente de la plebe, que no pertenecía a la tribu de Leví. Instituyó también una fiesta el día quince del mes octavo, como la fiesta que se celebraba en Judá, y subió al altar que había levantado en Betel, a ofrecer sacrificios al becerro que había hecho. En Betel estableció a los sacerdotes de las ermitas que había construido. Jeroboán no se convirtió de su mala conducta y volvió a nombrar sacerdotes de los altozanos a gente de la plebe; al que lo deseaba lo consagraba sacerdote de los altozanos. Este proceder llevó al pecado a la dinastía de Jeroboán y motivó su destrucción y exterminio de la tierra”.
Que en esta oración bajo la guía de la Palabra de Dios, encontremos la LUZ que necesitamos.
Y a María, nuestra Madre y nuestra Guía, te pido reces ya con Fe y Esperanza, por las necesidades, materiales y espirituales, de todos los Hermanos que aquí nos encontramos cada día. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
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Reflexión 11 de Febrero

Buenos días en la Fiesta de la Virgen de Lourdes.
Ya hace 164 años que la Santísima Virgen en su Inmaculada Concepción vino a Lourdes, pequeño pueblo situado en la falda de los Pirineos franceses.
Y lo hizo con gran sencillez, transmitiendo un mensaje tan natural, humilde y sencillo como era la niña Bernardita Soubirous, a la que se le apareció durante las 18 veces.
Como todos los mensajes del Cielo, mantiene la frescura y la actualidad que hoy necesitamos también nosotros.
Me limitaré a hacer referencia a algunos de ellos, para que cada uno pueda reflexionar y atender en la mejor medida que pueda.
Santa Bernardita describe así el encuentro con la Virgen aquel 11 de febrero: "Vi a una Señora vestida de blanco: llevaba un vestido blanco, un velo también de color blanco, un cinturón azul y una rosa amarilla en cada pie".
El 18 de febrero le dice la Virgen: "No te prometo hacerte feliz en este mundo, sino en el otro. ¿Quieres hacerme el favor de venir aquí durante quince días?". La niña obedeció y en lo humano, físico y material, desde luego no tuvo la felicidad en este mundo, como ella misma describe en su Testamento.
Ya el 24 de febrero, en la octava aparición la Señora le dice a Bernardita: "¡Penitencia! ¡Penitencia! ¡Penitencia! ¡Ruega a Dios por los pecadores! ¡Besa la tierra en penitencia por los pecadores!".
Este mensaje tiene una rabiosa actualidad a juzgar por el mundo en el que nos está tocando vivir, pues no es difícil identificar la cantidad de pecados que se cometen, la gravedad de muchos de ellos, que incluso trascienden el ámbito personal para convertirse en pecados comunitarios o sociales.
Os deseo un día de oración y penitencia en torno a la Santísima Virgen de Lourdes, que sigue remediando tantos males espirituales como físicos y materiales a muchos peregrinos que acuden hasta la Gruta de Massabielle.
Y hoy te pido reces a Santa Bernardita Soubirous, porque su intercesión es muy importante ante Dios y ante la Santísima Virgen, en favor de todas las necesidades de los Hermanos que volvemos a encontrarnos aquí como cada día. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
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Reflexión 10 de Febrero

Buenos días.
Nos quedan aún tres Mandamientos de la Ley de Dios que considerar, siendo uno de ellos el Cuarto: Honrar Padre y Madre.
Este es el primero de los Mandamientos de los siete que se refieren al prójimo; es, por tanto, lógico que los padres ocupen el primer lugar del prójimo.
El Catecismo de la Iglesia Católica dice en el n. 2200: “El cumplimiento del Cuarto Mandamiento lleva consigo su recompensa... (Ex 20,12; Dt 5,16). La observancia de este Mandamiento procura, con los frutos espirituales, frutos temporales de paz y de prosperidad. Y al contrario, la no observancia de este Mandamiento entraña grandes daños para las comunidades y las personas humanas”.
La honra que corresponde a los padres consiste principalmente en tres deberes para con ellos: Amor, Reverencia y Obediencia.
Amor, que no debe ser un afecto estéril y puramente especulativo, sino un acto interior positivo, tal y como lo describe la Sagrada Escritura en 1 Cor 13: “El amor es paciente, es servicial, no se pavonea, ni se engríe; el amor no ofende, ni busca el propio interés; no se irrita, ni toma en cuenta el mal; el amor no se alegra de la injusticia y se alegra de la verdad. El amor todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”.
Este amor ha de manifestarse particularmente en los momentos de mayor necesidad: En la enfermedad, en la ancianidad, en cualquiera de las necesidades morales, espirituales, materiales...
También, rogando a Dios todos los días para que les conceda toda clase de bien espiritual y temporal.
El Catecismo aclara las funciones de los hijos mayores de edad con relación a sus padres: «En la medida en que ellos pueden, deben prestarles ayuda material y moral en los años de vejez y durante las enfermedades, y en momentos de soledad o de abatimiento» (n. 2218).
En cuanto a la Reverencia, se trata de un amor respetuoso que incluye un respeto grande al padre y a la madre.
Para los hijos jóvenes supone el deber de no emprender nada sin su permiso, San Luis Gonzaga no hacía nada sin su permiso y, cuando no estaban sus padres en casa, pedía permiso a sus mismos sirvientes.
Lo dejamos aquí para continuar en la próxima ocasión.
Sólo queda pedirte que reces por las necesidades de todos y cada uno de los Hermanos, que aquí volvemos a encontrarnos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
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Reflexión 9 de Febrero

Buenos días.
Parece que estamos en un tiempo donde se ha encontrado una forma de actuar un poco innoble y con resultados nada buenos, más bien perniciosos.
Me refiero a ese hacer que pone de manifiesto constantemente las diferencias entre buenos y malos, o que van presionando contra el otro para destruir su imagen con argumentos de medias verdades, que siempre serán peores que una mentira, aunque si ha de echarse mano de ella, se hará también.
Si la sociedad no aprende a defenderse de estas presiones que lo único que buscan es fomentar el odio, irá enfermando de una forma que será imposible de curar y necesariamente aparecerán posturas muy difíciles de controlar.
Decía Napoleón que “nunca es útil inflamar el odio”; tenía razón porque el odio es algo que emana directamente del demonio, pues no se puede olvidar que todo el sentimiento de Satanás hacia Dios es exclusivamente ODIO.
Es lo que intentó inocular en Eva y luego lo asumió Adán, lo consiguió en parte, pero Dios en su infinita misericordia volvió a rescatar al hombre, hasta la culminación de la liberación total por parte del Señor Jesús en su entrega en la Cruz.
Cuando se sirve a Satanás, de una u otra forma, más consciente o más inconscientemente, siempre, siempre aparecerá el odio, que muchas veces comienza por el desamor, inculcando a las personas ese enfriamiento en el amor, para dar el paso seguido al desamor, para si es necesario, llegar al odio, que es el culmen de la quiebra, de la ruptura y de la destrucción en el nivel que se trate o que se haga necesario.
No se puede ‘inflamar el odio’, o lo que es lo mismo, azuzar el odio, jugar con este ‘fuego’ que llevará a resultados indeseables y hasta irreparables.
Mira a tu corazón: ¿Qué hay en él? ¿Amor, desamor…, odio?
Rectifiquemos los caminos que sean necesarios y trabajemos en la medida de lo posible por erradicar el odio, o cosa que se le parezca.
Y ya reza al Señor del Amor en favor de todas las necesidades de los Hermanos que, como cada día, nos encontramos aquí en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía.
Emilio Castrillón Hernández
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Reflexión 8 de Febrero

Buenos días.
‘Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de las tierra’, veíamos ayer como primera afirmación de la Profesión de Fe.
No quiero dejar la segunda parte que no hemos comentado anteriormente: ‘creador del cielo y de la tierra’. Con esta expresión estamos diciendo que afirmo que todo lo creado es obra de Dios, realidad que es muy importante considerar porque se han de tener los límites bien definidos.
Las personas, desde la ciencia y la investigación, desde el trabajo de las diferentes ramas del saber, del arte y de las demás disciplinas, han ido y van aportando nuevos adelantos que van contribuyendo a la Creación como colaboradores de Dios, porque Él así lo ha querido, aunque también se ha de decir que se hacen aportaciones destructivas de muchos tipos y en los más diferentes ámbitos, al creerse la persona más que Dios y vivir sin el sometimiento que todos debemos al Creador.
En todo caso, lo importante es que tengamos el convencimiento de que Dios es el origen, guía y meta del universo, creador y Señor de todo lo creado, y que las personas estamos llamadas a contribuir con nuestro buen hacer al mantenimiento de la Creación y a su perfeccionamiento, en la medida que sea conveniente, posible y necesario.
Sigo insistiendo en llamarte a la reflexión personal y profunda de este primer artículo de la Fe y tu compromiso con él.
Con gran Fe y Esperanza, pide al Señor de las Misericordias por todas las necesidades de los Hermanos, que aquí nos encontramos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
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Reflexión 7 de Febrero

Buenos días.
Vamos a comenzar la reflexión del Símbolo de los Apóstoles (Credo), que expresa la base dogmática de nuestra Fe, y que profesamos el día de nuestro Bautismo.
La Profesión de Fe debería ser como el gran faro que fuera iluminando y marcando todos los actos de la propia vida.
El primer artículo de la Profesión de Fe es: “Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra”.
Supone la afirmación profunda y rotunda de la propia Fe, de forma que cuando se dice desde la convicción y desde el amor que representa Dios Padre para cada uno de los bautizados, la fuerza espiritual que aparece en el corazón de la persona es grande, tanto, que es la confesión que ni de lejos quiere escuchar Satanás.
Dirá San Pablo a los Romanos: “Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no se reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, que murió, más todavía, resucitó y está a la derecha de Dios y que además intercede por nosotros? ¿Quién nos separará del amor de Cristo?, ¿la tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?; como está escrito: Por tu causa nos degüellan cada día, nos tratan como a ovejas de matanza. Pero en todo esto vencemos de sobra gracias a aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor” (Rom 8,31-39).
Puede ser una muy buena cosa que hagas de este primer artículo de la Profesión de Fe, la oración a modo de jaculatoria que repitas con frecuencia, sobre todo cuando sientas la tentación que acecha y presiona, pues donde está Dios nunca podrá estar el maligno, lo más que podrá ocurrir es lo que advierte el apóstol San Pedro: “Sed sobrios, velad. Vuestro adversario, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quien devorar. Resistidle, firmes en la fe” (1 Pe 5,8-9).
Ojalá que cada día sepamos vivir más auténtica y profundamente nuestra Fe Católica; para ello profesemos nuestra Fe con frecuencia que nos ayudará a experimentarla en todo nuestro ser y en nuestra vida.
Reza ya a nuestro buen Padre Dios: Padrenuestro que estás en el cielo…, por las necesidades de todos los Hermanos que aquí nos volvemos a encontrar en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
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Reflexión 6 de Febrero

Buenos días en el Día del Señor y Segundo Domingo de San José.
Hoy os traigo un Himno de la Hora de Laudes para que os ayude en la oración, que debería ser más extensa e intensa que la del resto de los días, pues no en vano es el Día del Señor.
“Buenos días, Señor, a ti el primero encuentra la mirada del corazón, apenas nace el día: Tú eres la luz y el sol de mi jornada.
Buenos días, Señor, contigo quiero andar por la vereda: Tú, mi camino, mi verdad, mi vida; Tú, la esperanza firme que me queda.
Buenos días, Señor, a ti te busco, levanto a ti las manos y el corazón, al despertar la aurora: quiero encontrarte siempre en mis hermanos.
Buenos días, Señor resucitado, que traes la alegría al corazón que va por tus caminos ¡vencedor de tu muerte y de la mía!
Gloria al Padre de todos, gloria al Hijo, y al Espíritu Santo; como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos te alabe nuestro canto. Amén”.
Y ahora los Siete Domingos de San José en el Segundo Domingo:
El dolor: al ver nacer el niño Jesús en la pobreza.
La alegría: al escuchar la armonía del coro de los ángeles y observar la gloria de esa noche.
Oh bienaventurado patriarca glorioso San José, escogido para ser padre adoptivo del Hijo de Dios hecho hombre: el dolor que sentisteis, viendo nacer al Niño Jesús en tan gran pobreza, se cambió de pronto en alegría celestial al oír el armonioso concierto de los ángeles, y al contemplar las maravillas de aquella noche tan resplandeciente.
Por este dolor y por este gozo, alcanzadnos que después del camino de esta vida vayamos a escuchar las alabanzas de los ángeles, y a gozar de los resplandores de la gloria celestial.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
No dejes de pedir al Señor Resucitado por todos los Hermanos: sus necesidades, espirituales y materiales, así como por sus intenciones, mientras todos nos acogemos a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
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Reflexión 5 de Febrero

Buenos días.
Decía Tagore: “El bosque sería muy triste si solo cantaran los pájaros que mejor lo hacen”, un muy bonito y verdadero mensaje para aquellas personas que se sienten acomplejadas, inferiores a los demás o sumidas en algún estado de tristeza, de abatimiento o abandono.
En el bosque todos los pájaros y sus cantos, no solo son importantes sino necesarios, como en la vida de una sociedad todos sus miembros, sin excepción, son importantes y necesarios, solo se necesita que la persona se lo crea y sepa emerger por encima de todo lo que le quiera someter o sucumbir.
La persona ha de saber lo que vale realmente según los dones recibidos de Dios, que los hay por mucho que se quieran eclipsar, cuál es su dignidad como creatura de Dios, que lo somos todas las personas, y el lugar que le corresponde en la vida, en la convivencia y en los trabajos a realizar.
No al abatimiento, no al pesimismo, no a la depresión ni a la desgana. Sí, siempre, a vivir con sencillez pero con firmeza lo que a cada uno le toca hacer y en donde le toca estar.
Hoy, sábado, como día dedicado a la Virgen María, nuestra Madre y nuestra Guía, corresponde que pongamos la mirada en Ella, para pedirla su poderosa intercesión por todos los Hermanos que aquí nos reunimos, sus necesidades, intenciones y todo aquello que cada uno sabe necesitar. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
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Reflexión 4 de Febrero

Buenos días.
Es bueno recordar que hoy es Primer Viernes de Mes, que nos habla del Sagrado Corazón de Jesús, de su entrega en Amor y Misericordia a los hombres y de su demanda para que caminemos junto a Él expiando y reparando los pecados propios y los de toda la humanidad.
Estamos atravesando una etapa de la historia muy singular, en la que si no recurrimos al Señor Jesús en su Sacratísimo Corazón, puede pasarnos lo que a San Pedro: “…le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: Señor, sálvame. Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?” (Mt 14,28-33).
En la cotidianidad de cada día, es necesario avanzar con sencillez, pobreza y humildad, nada más que la que nos ofrece la propia realidad y el entorno en el que se ha de desarrollar toda la historia personal; otras pretensiones que responden al orgullo, a la ambición o a la soberbia, llevan luego a situaciones nada fáciles de gestionar en el espíritu del evangelio.
El viernes es el día penitencial de la semana, mirando precisamente a la Pasión y Muerte del Señor Jesucristo en la Cruz. La Iglesia nos invita a vivirlo en ese espíritu de penitencia, sacrificio y mortificación, pero el ritmo de los días: trabajos, preocupaciones, presiones…, hacen perder la conciencia de que se está en viernes y hay que poner atención para ofrecer y ofrecerse al Señor en expiación y reparación de los pecados.
Es verdad que cada día ya lleva consigo momentos y situaciones que invitan a la renuncia y al sacrificio, pero se ha de tener cuidado para que la abnegación que se pueda propiciar no tenga testigos para aplaudirla, pues perdería todo su valor.
Caminemos por los caminos ciertos que nos enseña el evangelio, y ahora, reza ya al Corazón Santísimo de Jesús por las necesidades de todos los Hermanos, que volvemos a encontrarnos aquí en su Madre Santísima, María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
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Reflexión 3 de Febrero

Buenos días.
Será bueno intentar hoy completar los otros pecados que se pueden cometer contra el Séptimo Mandamiento de la Ley de Dios: No hurtarás.
Comenzamos considerando la ‘Injusta retención’, que equivale al hurto y que consis­te en retener lo que es de otros, sin legítima causa y en contra de la voluntad del dueño. Puede ser el caso de los atrasos indebidos e injustificados en el pago de salarios a obreros.
Tenemos el ‘Fraude o estafa’, que es un engaño o acción injusta realizados con malicia o intención de perjudicar; en la estafa, además, con astucia, que ocasiona daños o perjuicios a la otra parte.
Se comete en las compras y ventas, al proceder contra los intereses de la otra parte, utilizando medios como pesas, medidas o monedas falsas, o mercan­cías averiadas, caducadas o camufladas, incluso falsificando u ocultando datos.
También el ‘Soborno’, que consiste en corromper a uno de modo interesado con regalos, dádivas o favores, para conseguir después algo de él. Cuando se hace con halagos, intentando agradar con palabras de manera excesiva o desordenada, se llama adulación o lisonja.
Finalmente consideramos el pecado de ‘Delito de daños’, que se comete al causar daños o perjuicios en los bienes del prójimo sin justo motivo. El Catecismo añade un matiz importante, núm. 2415: “El Séptimo Manda­miento exige el respeto de la integridad de la creación. Los animales, como las plantas y los seres inanimados, están naturalmente destinados al bien común de la humanidad pasada, presente y futura”.
En los siete tipos de faltas contra el Séptimo Mandamiento, no solamente peca quien directamente las comete, también los colaboradores, promotores o encubrido­res de los actores principales del delito.
Los que han robado u originado daños a los bienes del prójimo, están obligados a restituir o devolver y a reparar cuanto antes todo el mal causado; esta condición es indispensable para recibir el perdón de Jesucristo. (cfr. Lc 19,1-10).
Las faltas contra este Séptimo Mandamiento son la consecuencia del anuncio de Jesucristo en su Evange­lio: “Nadie puede servir a dos señores: no podéis servir a Dios y al dinero” (Mt 6,24).
Dice San Alfonso M. Ligorio “Pues los mundanos que van tras las riquezas de la tierra niegan a Jesucristo su soberanía, porque mientras vivió en la tierra se declaró como rey de miseria”.
Una vez más, confío sirva esta exposición del séptimo mandamiento para la reflexión personal en el camino de conversión, con el que estamos comprometidos.
Reza hoy, jueves, al Señor presente en el Santísimo Sacramento, en favor de las necesidades de todos los Hermanos, que volvemos a encontrarnos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
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Reflexión 2 de Febrero

Buenos días en la Fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo.
La Sagrada Liturgia nos trae hoy una de las estampas del Evangelio más entrañables, muy real en su contenido y extraordinariamente elocuente en el desarrollo de lo que ocurrió en el Templo.
María y José acuden con el Niño, al Templo de Jerusalén para cumplir con lo mandado por la Ley de Moisés, sin más pretensión que ser fieles observadores de la Ley, pero allí se encuentran con el anuncio de la realidad que les espera.
En el relato del evangelio de San Lucas, capítulo 2, dice que: “Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel”.
Continua el evangelio diciendo que: “Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción y a ti misma una espada te traspasará el alma, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones”.
En esta segunda parte se le desvela a María cuánto será el sufrimiento que llevará para Ella la vida de Jesús, cuyas consecuencias se concretarán en la Pasión y Muerte del Señor en el Calvario.
El sufrimiento es un aspecto de la vida que acompaña a las personas, que se debe aceptar y asumir con el mejor de los ánimos, para darle su verdadero sentido, porque rechazarle o huir de él ofrece resultados nunca buenos, sobre todo a medio y largo plazo.
Que esta Fiesta nos ayude a comprender el sufrimiento de la vida, que cada uno experimenta según su situación y sus circunstancias.
Reza, con Fe y Esperanza, para que Dios ayude con su Gracia a todos los Hermanos en sus sufrimientos, debilidades y limitaciones. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
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Reflexión 1 de Febrero

Buenos días.
Damos la bienvenida a este segundo mes del año, confiando que se pueda vivir con la paz necesaria, para lo que se ha de aportar lo mejor que se pueda a fin de crear ese clima tan beneficioso como necesario.
“Jamás da el alma humana mejor prueba de fortaleza y nobleza que cuando renuncia a la venganza y perdona una ofensa”, decía E. H. Chapin.
He aquí una clave más que importante: la ‘renuncia a la venganza’, algo que a la persona le es difícil reconocer su condición vengativa, pero que de una forma sencilla y casi de puntillas, se practica con más frecuencia de lo que parece.
Te invito a que pienses en la venganza y su posible presencia en tus sentimientos. Merece la pena erradicar toda realidad personal alejada del verdadero Amor, que es Dios.
Aunque no se quiera pensar, esta vida terrenal tiene fecha de caducidad, y después se producirá aquello que dice el Libro del Apocalipsis: “Oí una voz del cielo, que decía: Escribe: ¡Bienaventurados los muertos, los que mueren en el Señor! Sí, dice el Espíritu, que descansen de sus fatigas, porque sus obras los acompañan” (Ap 14,13).
No renunciemos ningún día al camino de conversión, que será en camino de santidad.
Reza hoy con gran generosidad al Padre Dios, aunque solo sea un padrenuestro, por todas las necesidades de los Hermanos que nos volvemos a encontrar en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
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