Día de María Nuestra Madre y Nuestra Guía



  Desde siempre me ha llamado la atención la advocación de María como Madre y Guía que se hace en Mater Christi para invocar a la Virgen María.

   No es novedad el título de Madre, ya a los pies de la cruz, Cristo mismo nos la daba como tal cuando se la ofreció a San Juan, y el discípulo “la acogió en su casa” desde ese momento.

   Sin embargo el nombrarla como Guía es menos habitual. Es quien nos muestra el camino para llegar al encuentro con su Hijo Jesús.

   Muestra el camino de renuncia, para cumplir mejor la voluntad de Dios. Nos lleva de su mano, para que abiertos a la Gracia de Dios, podamos avanzar por los caminos misioneros de la predicación de la Palabra de Dios.

   Nos ha guiado, en fin, por el mejor camino posible en cada momento para que nos sintiéramos Hijos de Dios Padre, Hermanos de Dios Hijo e Instrumentos dóciles de Dios Espíritu santo.

   Como Madre, ha sido María la que ha querido esta Institución de MATER CHRISTI desde el principio, con una misión fundamental: la evangelización a “pobres y marginados de nuestra sociedad imperfecta”, extendiéndose esta evangelización a cualquier ámbito de la sociedad, porque cuando un bautizado está convencido de su fe, da razón de Cristo Resucitado allá por donde pasa.

   María como Madre y como Guía es un Don inestimable que cada miembro de Mater Christi ha recibido de Dios.

   María es la mediadora por de todas las Gracias. Es el modelo a seguir más perfecto y cercano que tenemos los cristianos. Es Ella la que nos ayudará a dar el Sí personal a la voluntad de Dios. Es nuestra Guía y modelo en la perseverancia, en la fortaleza para el combate espiritual, y en el ser sinceros en el seguimiento de su Hijo.

   Nuestra Madre nos enseña que el Señor nunca falla y que debemos abandonarnos totalmente a Él. Tenemos que fiarnos de Dios y tener Fe.

   Para fomentar la relación con Dios, nada mejor que conservar el espíritu de oración, frecuentar los sacramentos y la Eucaristía. Es conveniente el rezo del Santo Rosario, ya que es la oración más querida de nuestra Madre, y muy recomendable acudir a su rezo en los momentos de especial dificultad.

   Celebremos la festividad de María, nuestra Madre y nuestra Guía, este 2 de julio, con la alegría y el amor que se merece, obsequiándola con el ejercicio de alguna virtud que necesitamos vivir en bien de nuestros hermanos.