Reflexión 5 de Febrero

Buenos días en el Día del Señor.
La Palabra de Dios siempre es motivo de alegría para el cristiano, porque cada vez que se acerca a ella y se deja iluminar encuentra nuevos caminos que recorrer y nuevas razones para hacerlo en la Gracia de Dios.
Hoy, por ejemplo, en la segunda lectura que se proclama en este V Domingo del Tiempo Ordinario, ciclo A, San Pablo escribe a los Corintios: “Yo mismo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y este crucificado. También yo me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios” (1 Cor 2,1-5).
‘Cuando vine a vosotros… nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y este crucificado’. Aquí tenemos una clave para nuestra vida en la Fe, saber, conocer a Jesucristo en el Misterio de la Cruz, a Jesucristo crucificado, para que en Él, con Él y por Él, hacer el camino de esta jornada terrenal.
‘Yo me presenté a vosotros débil y temblando de miedo’, algo que alguna vez se puede haber experimentado cuando se ha de hacer frente a situaciones difíciles, pero como a San Pablo, la sabiduría humana queda superada por ‘el poder del Espíritu Santo’.
Tarea grande tenemos las personas para vivir ocupando el lugar que nos corresponde, sin las pretensiones que tantas veces, el orgullo y la soberbia nos llevan a buscar esos lugares u ocupaciones que no nos incumben o no nos pertenecen.
Al Señor Jesucristo Resucitado, te ruego le pidas por todas las necesidades de los Hermanos que aquí nos encontramos en su Santísima Madre. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es