Reflexión 22 de Febrero

Buenos días en el Miércoles de Ceniza.
Como bien sabemos, en esta vida todo llega y todo pasa, algo que deberíamos recordar con alguna asiduidad. Pues, bien, también llega la Cuaresma con este Miércoles de Ceniza del que nos hacíamos eco hace cinco días, para que pudiéramos hacer una mínima preparación.
El Papa Francisco en el Mensaje para la Cuaresma, fijándose en el pasaje evangélico de la Transfiguración del Señor, dice: “En este tiempo litúrgico el Señor nos toma consigo y nos lleva a un lugar apartado. Aun cuando nuestros compromisos diarios nos obliguen a permanecer allí donde nos encontramos habitualmente, viviendo una cotidianidad a menudo repetitiva y a veces aburrida, en Cuaresma se nos invita a subir a un monte elevado junto con Jesús, para vivir con el Pueblo santo de Dios una experiencia particular de ascesis”, y agrega: “La ascesis cuaresmal es un compromiso, animado siempre por la gracia, para superar nuestras faltas de fe y nuestras resistencias a seguir a Jesús en el camino de la cruz”.
Esta última frase es todo un programa de intenciones que nos puede orientar perfectamente nuestro camino cuaresmal: superar nuestras faltas de fe, así como las resistencias a seguir a Jesús en el camino de la cruz.
Resuene en nuestros oídos aquellas palabras del Señor: “Si tuvierais fe…” (Mt 17,20.21,21; Lc 17,6), que nos ayuden a comprender esas faltas de Fe a las que se refiere el Papa, que tanto daño hacen en la propia vida para desarrollarla en los deseos del Reino.
Seguir al Señor en el camino de la cruz, nos está exigiendo penetrar más y más lo que es este gran Misterio de donación y entrega, solo y exclusivamente por Amor; todos conocemos la felicidad que se encuentra cuando hacemos algo solamente por Amor.
Con mi viva recomendación de que os adentréis en este mensaje cuaresmal del Papa, solo cito otro párrafo que os pueda iluminar este comienzo de la Cuaresma: “… debemos dejarnos conducir por Él a un lugar desierto y elevado, distanciándonos de las mediocridades y de las vanidades. Es necesario ponerse en camino, un camino cuesta arriba, que requiere esfuerzo, sacrificio y concentración”.
Adelante con una vida ascética propia, que nos ayude mediante la oración, la penitencia, la limosna y el ayuno, así como dejarnos encontrar con la Palabra de Dios, a recorrer esta jornada cuaresmal como espera la Iglesia y nosotros mismos necesitamos.
Que en vuestra oración cuaresmal no falte la oración de intercesión por todas las necesidades de los Hermanos, que aquí volvemos a encontrarnos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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