Reflexión 27 de Febrero

Buenos días.
El pasado sábado día 25 la Virgen María Reina de la Paz, dejó un nuevo mensaje en Medjugorje, que dice: “¡Queridos hijos! Convertíos y revestíos de vestiduras penitenciales y de oración personal profunda, y humildemente pedid la paz al Altísimo.
En este tiempo de gracia, Satanás quiere seduciros, pero vosotros, hijos míos, mirad a mi Hijo y seguidlo hacia el Calvario en la renuncia y el ayuno.
Estoy con vosotros porque el Altísimo me permite amaros y conduciros al gozo del corazón, en la fe que crece en todos los que aman a Dios por encima de todo.
¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”
Es muy importante significar algo que ya sabemos: ‘en este tiempo de gracia’, dice la Virgen.
Comienza con tres aseveraciones: ‘Convertíos’, una; ‘revestíos de vestiduras penitenciales’, dos; y la tercera ‘oración personal profunda y humilde por la paz’.
No necesitan mucho comentario, quizás la segunda podríamos pensar cuáles son esas ‘vestiduras penitenciales’, más allá de la austeridad, quizás mayor en este tiempo, del atuendo personal que se ha de llevar en razón de las propias circunstancias, el Profeta Joel 2,13, dice: “rasgad vuestros corazones, no vuestros vestidos, y convertíos al Señor vuestro Dios, un Dios compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en amor, que se arrepiente del castigo”.
Seguidamente la Virgen nos hace una advertencia que bien conocemos, pero que en su recuerdo adquiere no solo la actualidad correspondiente, sino que hemos de acogerla como seria advertencia, dice: ‘Satanás quiere seduciros’ y agrega: ‘pero vosotros, hijos míos, mirad a mi Hijo y seguidlo hacia el Calvario en la renuncia y el ayuno’.
Mirad a mi Hijo es una recomendación que yo la entiendo apremiante en estos momentos de nuestra historia, para poder seguirlo en medio de toda la tribulación causada por toda la inmoralidad rampante que nos asfixia; seguirlo en la renuncia y el ayuno.
Aquí toma fuerza la exigencia del Maestro: “Dijo a los discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga” (Mt 16,24).
Resulta llamativo y a la vez muy instructivo, que la Santísima Virgen insista frecuentemente que es el Padre Dios quien le permite venir nosotros, para ‘amaros y conduciros al gozo del corazón, en la fe que crece en todos los que aman a Dios por encima de todo’.
Una invitación a recordar, actualizar y activar nuestra respuesta al primer Mandamiento de la Ley de Dios: Amar a Dios sobre todas las cosas.
Y finalmente, su gratitud anticipada por la acogida que hagamos a su llamada y la respuesta que demos a la misma.
Dejando este mensaje para la reflexión personal, te ruego no dejes de rezar a la misma Virgen María, Reina de la Paz, por tods las intenciones y necesidades de los Hermanos que aquí nos encontramos en torno a Ella. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es