Reflexión 23 de Febrero

Buenos días.
Entrados ya en este importante tiempo litúrgico que es la Cuaresma, intentemos buscar la luz para los diferentes elementos de la propia existencia humana.
Cicerón hace una afirmación que nos vendría bien considerar en este ambiente cuaresmal: “No hay cosa que los humanos traten de conservar tanto, ni que administren tan mal, como su propia vida”.
Lógicamente se refiere a la vida temporal, pero si proyectamos su apreciación a lo que es la vida para un cristiano: la vida temporal y la eterna como una única realidad, encontramos la misma conclusión: qué mal administramos la vida propia.
Cuando las personas viven ajenas a los principios cristianos, quedándose en lo que generan las pasiones del corazón y de la carne, que es lo más inmediato con lo que se tropieza el ser humano, no puede tener la perspectiva trascendente por y para la que ha sido creado.
A partir de aquí, todo falla. Se intenta construir, pero se encuentran fallas por todos los lados; parece que sólo encuentra éxito en aquello que resulta contrario al Amor de Dios y a su santa ley.
En este camino de tomar conciencia de la realidad propia, con sus luces y sus sombras, para poder trabajar en todo aquello que pida o exija ‘conversión’, que es lo mismo que decir ‘cambio’, es en el que nos encontramos y en el que nos debemos afanar durante estos días cuaresmales, que debemos recorrer llenos de ilusión, paz y amor.
Como cada jueves, te pido que reces hoy al Señor Jesucristo en su presencia eucarística, por todas las necesidades morales, espirituales y materiales, de todos los Hermanos que aquí nos volvemos a encontrar en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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