Reflexión 25 de Febrero

Buenos días.
En este primer sábado de Cuaresma, volvemos a rezar con este bello Himno de Laúdes dedicado a la Santísima Virgen.
“Dame tu mano, María, la de las tocas moradas; clávame tus siete espadas en esta carne baldía.
Quiero ir contigo en la impía tarde negra y amarilla. Aquí, en mi torpe mejilla, quiero ver si se retrata esa lividez de plata, esa lágrima que brilla.
¿Dónde está ya el mediodía luminoso en que Gabriel, desde el marco del dintel, te saludó: "Ave, María"?
Virgen ya de la agonía, tu Hijo es el que cruza ahí. Déjame hacer junto a ti ese augusto itinerario. Para ir al monte Calvario, cítame en Getsemaní.
A ti, doncella graciosa, hoy maestra de dolores, playa de los pecadores, nido en que el alma reposa, a ti ofrezco, pulcra rosa, las jornadas de esta vía. A ti, Madre, a quien quería cumplir mi humilde promesa. A ti, celestial princesa, Virgen sagrada María. Amén”.
Desarrollemos toda la ilusión posible para poder recorrer esta santa Cuaresma, que para más de uno será la última en su jornada terrenal, y alcanzar así las gracias de conversión del propio corazón, necesarias para llegar a la Pascua llenos de Luz, de Paz y de Santidad.
Hemos de ser constantes en la oración de intercesión, ya que cuando uno está seriamente necesitado por cualquier razón, la debilidad espiritual aflora y llega hasta no poder rezar como lo necesita, por eso te pido de corazón que reces hoy a María, nuestra Madre y nuestra Guía, por todas las intenciones y necesidades de los Hermanos que en Ella aquí nos encontramos. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es