Reflexión 3 de Febrero

Buenos días.
Alguna vez dijimos que donde no hay orden no hay santidad, ya que el orden es expresión de la perfección, y a ella no se llegará sino se asegura el orden.
En el nivel humano el orden igualmente es muy importante, para poder atender todas las obligaciones que se tienen en sus diferentes vertientes y exigencias.
El canadiense Frederick G. Nolan dice que “El orden es el mejor sustitutivo de la memoria”, lo cual es cierto y fácil comprobar, pues cuántas veces se dejan de hacer cosas, de atender compromisos o a personas, porque todo se fía a la memoria, que no llega o no responde por la razón que sea.
Como puede ocurrir con la memoria, también se puede decir de otros sentidos, la vista, por ejemplo, en los que el orden es no solo importante, sino que muy necesario, pues siempre ayudará a facilitar una mejor forma de hacer las cosas.
Pero como casi con todas las cosas, se necesita el amor, en este caso el amor al orden, pues las cosas que no se aman no se pueden llevar a cabo, ni tan siquiera tenerlas en cuenta muchas veces.
A las personas que les gusta el orden, a veces se las llega a tildar de maniáticas porque se dice que son exageradas; bien es verdad que los excesos son nocivos, pero para llegar a ser maniático del orden se necesita mucha exageración, que no puede justificar para nada el más mínimo desorden en cualquier sentido de la vida.
El mayor exponente de lo que es el orden está ahí: la Creación y su Hacedor.
Amar el orden: un buen objetivo para tu vida, porque si lo consiguieras, sin duda, serías feliz siendo ordenado.
Hoy te pido que reces al Señor Jesús en su presencia eucarística, por todas las intenciones y necesidades de los Hermanos, que volvemos a encontrarnos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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