Reflexión 2 de Agosto

Buenos días.
Entre los hábitos de las personas está el de referirse al pasado, para añorarlo en algunos casos o para detestarlo en otros, cuando ya ese pasado está cerrado y nada se consigue con rememorarlo.
Leí en cierta ocasión: “No seas prisionero de tu pasado sino arquitecto de tus sueños”. He aquí una clave importante: los sueños responden al futuro que se desea alcanzar, por ello se nos propone construir ese futuro con todas las capacidades de las que cada uno está dotado.
Futuro, que, si bien está en las manos de Dios como dueño y Señor de la Historia que es, también está en uno mismo la parte que toca a la persona, que ha de trabajar con esas capacidades y dones con los que Dios le ha hecho, a imagen y semejanza suya.
Ante el ‘sueño’ que uno quiere alcanzar, pondrá sobre la mesa todo lo que se requiere, así como los caminos que se deben seguir, verá todas las posibilidades según sus capacidades, etc., y con la prudencia y el realismo necesario, pondrá ‘manos a la obra’.
Cuando esos ‘sueños’ responden a cosas que sean difíciles o incluso aparentemente imposibles, pero dentro del Amor de Dios y de su Ley, de entrada no hay que desistir, porque como buen arquitecto dividirás el imposible en varias partes que una a una serán posibles, y con paciencia se irá consiguiendo construir ese ‘sueño’ que parecía no pasaría de ser eso: un sueño.
Cuando la vida, el horizonte de futuro, se mira con ojos limpios, por muy negro que se presente, siempre habrá caminos en la Esperanza que Dios ha puesto en el corazón humano, para ver cómo transformar los negros nubarrones en nuevos caminos más humanos, más fraternos.
Sólo se necesitará mucha ilusión para seguir en el gran combate espiritual en el que estamos inmersos.
Y habrá que rezar con insistencia a Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo, para que su Gracia nos ayude a trabajar, con imaginación y con empeño, para lograr que el horizonte se vuelva claridad absoluta. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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