Reflexión 24 de Marzo

Buenos días.
Ya en la víspera de la Solemnidad de la Anunciación del Señor, hemos de comenzar a preparar el corazón para celebrar uno de los días más entrañables e importantes de la Liturgia.
Mañana celebraremos el encuentro de María Virgen con el Arcángel San Gabriel, que le viene a traer el conocimiento de los designios y deseos de Dios Padre Todopoderoso.
Durante ese encuentro María Santísima concluirá con aquel “Fiat voluntas tua”, que la llevó a entregar su vida, libre y voluntariamente, a la Voluntad de Dios.
Será interesante hoy pararnos a reflexionar en este 'Fiat' de la Virgen María a lo largo de su existencia terrenal, pues fue el que ya marcó y determinó toda su existencia hasta el día de hoy.
La fidelidad a la palabra dada es una de las grandezas de María Virgen, que nos ha de iluminar a nosotros en nuestras vidas y en general en la historia contemporánea, donde no precisamente la fidelidad a la palabra dada sea algo que brille y que dé dignidad a las personas que no saben mantenerla.
Fijémonos en algún dato: María ha aceptado los designios de Dios y en Él se abandona de forma que ‘va aprisa a la montaña’ a visitar a su prima Isabel. Dios ya mostrará los caminos que la saquen de aquella encrucijada de su embarazo.
Cuando vuelve José se da cuenta de lo que está pasando, Ella sigue fiel a la palabra dada y espera en Dios. José, una vez que ha tomado la decisión de qué hacer, Dios le revela la verdad de lo que hay en María.
Sigue la vida de María con el gran apoyo y ayuda de su esposo José, sucediéndose todos los acontecimientos sin que se vea ni se conozca ninguna vacilación de la Virgen Santísima a su compromiso expresado al Arcángel Gabriel: Mantiene su palabra dada en el camino del Calvario fortaleciendo a su Hijo, se mantiene al pie de la Cruz, recibe en sus brazos su Cuerpo yacente y le da sepultura, reúne a los apóstoles y discípulos para esperar la Providencia Divina y más allá de la Venida del Espíritu Santo, sigue atenta al nacimiento y expansión de la Iglesia hasta llegado el momento de su muerte y Asunción en cuerpo y alma a los Cielos.
Será una buena ocasión la que hoy nos proporciona para revisar “nuestra palabra dada”, que quizás serán varias porque haya que haberla dado para situaciones y circunstancias diferentes. Y pedirle a María Santísima que nos ayude para ver lo más claro posible cómo he mantenido y mantengo ‘la palabra dada’.
En nuestra Fe sabemos que todo tiene solución, por lo que si encontramos errores o fallos en esa ‘palabra dada’, sabemos que el arrepentimiento y la confesión de la culpa es el camino a seguir.
Pues adelante. En Cuaresma no es nada raro que surja la necesidad de acudir al Sacramento de la Confesión con alguna más frecuencia de lo normal; ello será, sin duda, señal de que se está haciendo ‘camino de conversión’.
Reza hoy al Sagrado Corazón de Jesús, para que cubra con su Preciosísima Sangre las necesidades de todos los Hermanos que aquí nos encontramos. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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