Buenos días.
Como es lógico, durante la Cuaresma se deben buscar todos los aspectos que ayuden al objetivo que se necesita alcanzar; tener en cuenta aquellas actitudes, sentimientos, deseos y obras que van a fortalecer el que ha de ser el camino cuaresmal, duro e intenso.
En este orden de cosas que estamos comentando, es muy significativo imitar a la Santísima Virgen María en lo que podríamos denominar la apertura a la Gracia, pues Ella vivió desde su más temprana edad en una absoluta dependencia al deseo y voluntad del Padre.
Cuando se reflexiona, se medita en torno a la Anunciación, se puede observar cómo la Virgen María reacciona ante el Arcángel San Gabriel. En primer lugar, se turba, lógicamente; San Gabriel la tranquiliza y le explica por qué está allí, Ella le responde con la lógica más aplastante: cómo puede pasar lo que le dice “si no conoce a varón”, el Arcángel entonces se lo explica e inmediatamente Ella da el FIAT: “Hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,26-38).
Si no hubiera una actitud constante y, sobre todo, activa, la respuesta no habría podido ser tan rápida y determinante.
Por tanto, se hace necesario tener muy claro y presente lo que es y representa para uno mismo la Gracia de Dios; tener igualmente claro lo que es mantener el alma, el corazón, en Gracia, para, finalmente, vivir en la ‘apertura’, que quiere decir también en la disponibilidad más absoluta, a esa Gracia de Dios que se manifiesta más concretamente en los momentos tan necesarios como inesperados.
Deseemos vivir en la Gracia, busquemos la Gracia de Dios, identifiquémosla en cuanto la tengamos ante sí y abracémosla con alegría e ilusión, por dura o difícil como pueda ser en momentos más puntuales.
Gracia es sin duda el ejercicio del Amor de Dios, que ahora te pido lo proyectes a los Hermanos con los que aquí te encuentras en María, nuestra Madre y nuestra Guía, para pedirla a Ella que ampare y alcance las Gracias que necesiten sus necesidades. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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