Reflexión 19 de Agosto

Buenos días
En la medida de lo posible, siempre es importante ver las diferentes variables que se dan en un concepto.
Ayer abordamos el tema de la OMISIÓN, que nos puede ofrecer algún matiz más para tener en cuenta.
Dejar de hacer algo, o simplemente retrasar su ejecución durante un tiempo, horas, días, puede parecer no tener importancia por la poca trascendencia de la acción de que se trate; pero aún en esos casos de aparente intrascendencia, la OMISIÓN es negativa, porque siempre, cuando menos, desequilibra el orden que es necesario hacer prevalecer.
No hablemos de las consecuencias de algo que se deja y nunca se abordará, quedándose en el olvido o cosa parecida.
Y no digamos de aquello que debe hacer uno mismo y lo pospone, dejándolo también caer en el olvido.
Este caso es grave, porque algo que no se ha hecho, pero que podría caber la posibilidad que otra persona lo resuelva, vale, pero cuando hablamos de asuntos que o los hace una persona o se quedan sin hacer para siempre, porque no los puede hacer nadie más, ya el tema es moralmente serio.
¿Qué podemos decir de estos casos?
Pues sencillamente que sus consecuencias, en el mejor de los casos no se llegarán a saber, pero lo que sí se puede asegurar es que NUNCA SE HARÁ, y que sean cuales sean sí tendrá consecuencias.
Sólo basta pensar un poco para darse cuenta de la necesidad que hay en que cada persona, tú y yo, no dejemos nada por hacer cada día según se corresponda.
Cuando no se han tenido en cuenta estas 'faltas por omisión', se hace costoso cambiar la mentalidad y cuidar esta cuestión moral en la vida personal.
Y en cambio, al hacerlo, todos saldrán beneficiados al no consentir el omitir o dejar para luego algo que se deba hacer.
Ahora, seguro que cada uno confía en la oración de los Hermanos en favor de sus intenciones y necesidades, no falte tu oración confiada al Señor Jesucristo. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid - España
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