Reflexión 29 de Junio

Buenos días en la Solemnidad de los Apóstoles San Pedro y San Pablo.
El Martirologio romano hace este elogio de ellos:
“Simón, hijo de Jonás y hermano de Andrés, fue el primero entre los discípulos que confesó a Cristo como Hijo de Dios vivo, y por ello fue llamado Pedro.
Pablo, apóstol de los gentiles, predicó a Cristo crucificado a judíos y griegos.
Los dos, con la fuerza de la fe y el amor a Jesucristo, anunciaron el Evangelio en la ciudad de Roma, donde, en tiempo del emperador Nerón, ambos sufrieron el martirio.
Pedro, como narra la tradición, crucificado cabeza abajo y sepultado en el Vaticano, cerca de la vía Triunfal, y Pablo, degollado y enterrado en la vía Ostiense.
En este día, su triunfo es celebrado por todo el mundo con honor y veneración”.
Estamos ante las dos columnas de la Iglesia que Cristo los eligió para complementar y completar su obra redentora.
Curiosamente a Pedro le elige como cabeza de la Iglesia naciente al designar a los doce apóstoles, y a Pablo lo elige ya comenzada la vida y desarrollo de la Iglesia, para que lleve la predicación del Evangelio a los pueblos gentiles.
Con los dos pone en marcha el anuncio del Reino de Dios, tanto entre los judíos como entre la gentilidad, y ambos dos serán marcados por el signo que más puede identificar al cristiano con Cristo: el martirio.
Aunque conviene indicar que si la participación en el martirio es una identificación plena con Cristo Crucificado, por el derramamiento de la sangre, no es menos significativo que una persona viva el martirio incruento a lo largo de su vida, bien en alguna de sus etapas, que abarque parte de la vida o incluso la totalidad de la misma.
Sin duda que el testimonio de los Mártires es un faro de esperanza en el camino de la Fe, así como un estímulo para los que desean vivir los compromisos bautismales con toda responsabilidad e intensidad.
Debemos aprovechar esta Solemnidad del Martirio de San Pedro y San Pablo para encomendarles nuestra Santa Iglesia Católica, en estos momentos históricos por los que atravesamos, para que se mantenga en la Verdad y la Justicia que Cristo le mandó guardar y enseñar.
Y también reza para que con su Patrocinio, vengan en ayuda de todas las necesidades de los Hermanos, que aquí nos encontramos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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