Reflexión 17 de Junio

Buenos días en el día dedicado al Inmaculado Corazón de María.
Sabemos que fue en Fátima, 13 de junio de 1917, dónde primero la Santísima Virgen dijo a los Pastorcitos que su Hijo quería que se estableciera la devoción a su Corazón Inmaculado.
Pasados varios años (1925-1930), sería el propio Señor Jesucristo el que le pediría a Sor Lucía que se estableciera la devoción al Inmaculado Corazón de María, celebrando los cinco primeros sábados de mes en desagravio y reparación de todos los ultrajes que recibía su Santísima Madre.
Pero en este año 2023 para nosotros, para todos los católicos, celebrar en la Liturgia esta Memoria Obligatoria del Inmaculado Corazón de la Bienaventurada Virgen María, debe ser ocasión de examinar con seriedad y rigor, primero nuestro propio corazón, al tiempo de ver todo lo que al respecto ocurre en nuestro alrededor, en relación con las ofensas que se le infringen a María Santísima.
No nos podemos rasgar las vestiduras sólo porque en alguna televisión se hiciera recientemente mofa y escarnio contra la Virgen, sino ver también las cinco razones que el Señor dio a Sor Lucia para establecer la devoción de los cinco primeros sábados.
Jesús se le apareció a Sor Lucía en la noche del 29 al 30 de mayo de 1930 y le explicó que “hay cinco tipos de ofensas y blasfemias pronunciadas contra el Inmaculado Corazón de María:
La primera es en contra de su Inmaculada Concepción.
La segunda, contra su virginidad perpetua.
La tercera contra su maternidad divina, rehusando recibirla como Madre de la humanidad.
La cuarta, los que procuran infundir en los corazones de los niños, la indiferencia, el desprecio y hasta el odio hacia la Madre Inmaculada.
La quinta, los que la insultan directamente en sus sagradas imágenes.”
Con poco que se piense podemos darnos cuenta que después de un siglo, prácticamente estamos en los mismos ultrajes y blasfemias, tanto de forma directa como de las formas más sibilinas que se dejan deslizar de mil modos y maneras, tanto en conversaciones, debates e incluso en los propios sentimientos.
Ofrezcamos en este día a la Santísima Virgen el mejor acto de desagravio que cada uno pueda ofrecerle, y hagamos el propósito firme de hacer cada día actos y oraciones de expiación y reparación, para que Ella pueda obtener de Dios Padre cuantas Gracias necesitan los pecadores para su conversión, etc.
Y ahora ya, recemos a este Corazón Inmaculado para que atienda todas las necesidades de los Hermanos, que aquí en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía, nos volvemos a encontrar. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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