Reflexión 14 de Junio

Buenos días.
Cuando la persona tiene ante sí momentos inciertos, llenos de incertidumbre, con signos que no predicen cosas buenas, no puede dejarse llevar por los malos augurios ni tan siquiera por la desesperanza, pues es la hora precisamente de la Esperanza y de centrar toda la atención en el único que puede devolver la quietud y la paz.
Es la hora de mirar al horizonte donde está el tránsito feliz de esta vida a la otra, que para alcanzarlo en las condiciones óptimas que es de desear, habrá que trabajar aún por conseguir que todo llegue a funcionar como salió de las manos del Creador.
Ello es posible si cada persona pone orden y cordura en su propia responsabilidad, en su actividad y en las relaciones interpersonales.
Ama la Verdad y actúa con corazón limpio.
No dejes que los problemas los resuelvan otros; algo puedes hacer tú porque se arreglen aunque no seas el responsable directo de que encuentren la solución.
Siempre podrás levantar las manos a lo alto suplicando a Dios su Gracia transformadora, siempre podrás ofrecer una oración, sacrificio o mortificación, en expiación de todos los pecados que introducen tanto desorden en nuestra sociedad, siempre podrás hacer oraciones y actos de reparación para que los Corazones de Jesús y de María sean desagraviados y puedan seguir dándonos su Gracia, su atención y su cobijo.
Pero no pretendas que tu oración arregle algo en el último momento, cuando con tiempo supiste que llegaba la oportunidad que podía dar la solución.
Revisa tu oración expiatoria y reparadora, y vive atento y despierto a todo lo que acontece a tu alrededor, no te emborraches ni con lo que ya pasó, ni tampoco con lo que llegará, que no sabes ni cuándo ni dónde.
Ahora reza a San José, cabeza de la Sagrada Familia, para que venga en ayuda de todos los que formamos esta humilde comunidad, que aquí se encuentra cada día en torno a su Santísima Esposa. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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