Reflexión 5 de Abril

Buenos días en este Miércoles Santo.
El relato del evangelio de hoy comienza con estos versículos: “Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: ¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego? Ellos se ajustaron con él en treinta monedas de plata. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo” (Mt 26,14-16).
En el paralelo de San Lucas dice: “Estaba muy cerca la fiesta de los Ácimos llamada Pascua. Y andaban buscando los sumos sacerdotes y los escribas cómo quitarlo de en medio, porque temían al pueblo. Entonces entró Satanás en Judas, llamado Iscariote, que era del número de los Doce, y se fue a tratar con los sumos sacerdotes y oficiales del templo el modo de entregárselo. Ellos se alegraron y acordaron darle dinero. Él aceptó y buscaba una ocasión propicia para entregarlo sin la presencia del pueblo” (Lc 22,1-6).
En este día, víspera ya de la entrega de Jesús en el Huerto de los Olivos, Judas Iscariote consuma su traición; ¡en qué estaría pensando este hombre!, ya dice San Lucas que los sumos sacerdotes y los escribas buscaban cómo quitar a Jesús del medio, y dice que ‘entonces entró Satanás en Judas’ y allá fue a consumar su traición.
¿Cómo seremos las personas tan inconscientes que nos prestamos a las sugerencias de Satanás, para consumar las acciones, los pecados, más abominables, en el momento que la persona ya está desposeída de su voluntad?
No aprenderemos, porque dice San Lucas que entró Satanás en Judas, pero para que esto lo hiciera y con la determinación de ir en aquel preciso momento a hacer el trato de la traición, se necesitó que Judas escuchara con anterioridad la sugerencia o tentación de Satanás durante un tiempo y de diversas maneras, hasta que llegado el momento, que como el corazón ya estaba preparado, todo fuera ‘rodando’.
Reflexiona y verás que aunque tus pecados no sean de esta categoría suma y extraordinaria, el demonio siempre actúa igual: va llevando al corazón sinuosamente por los caminos, llamemos prohibidos, hasta que todo lo tiene a punto para ‘dar el golpe’.
Por eso el Señor dirá a los apóstoles en Getsemaní, que ya lo recordábamos ayer: “Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil” (Mt 20,41).
Entramos ya en los días grandes de la Fe católica, no los desaprovechemos y empapémonos bien de lo que acontece para aprender a hacer bien el combate espiritual, porque el tiempo apremia y hemos de estar bien dispuestos a la llamada del Señor.
No dejes, por favor, de rezar al Señor Jesucristo, ya próximo a su Pasión, por todas las necesidades de los Hermanos, que aquí volvemos a encontrarnos en la Madre Dolorosa, consuelo de los afligidos. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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