Reflexión 15 de Abril

Buenos días en el Sábado de Pascua.
Hoy San Marcos nos relata la aparición del Señor Resucitado a los Once: “Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con Él, que estaban tristes y llorosos. Ellos, al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron. Después de esto, se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos cuando iban de camino a una aldea. Ellos volvieron a comunicárselo a los demás; pero tampoco creyeron a éstos. Por último, estando a la mesa los once discípulos, se les apareció y les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón, por no haber creído a quienes le habían visto resucitado. Y les dijo: Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación” (Mc 16,9-15).
En esta primera aparición del Resucitado a los Once juntos dice que “les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón, por no haber creído a quienes le habían visto resucitado”.
Fijémonos bien: ‘su incredulidad y su dureza de corazón’, una razón contundente para no estar a la altura de lo que se podía esperar de ellos. Tengamos nosotros también en cuenta esa aseveración del Señor, porque algo parecido puede pasarnos a nosotros ante deseos de la voluntad divina que no sepamos captar, no sepamos aceptar o no sepamos cumplir.
Si la Fe no se cuida convenientemente, si el corazón no se le mantiene en la pureza que se debe, no puede extrañar que a pesar de poseer la Gracia del Bautismo, esto es, al Espíritu Santo, respondamos como el Señor Jesucristo espera, desea y necesita hoy de sus discípulos.
Andar en la Verdad y con corazón limpio.
Reza en el final de esta Octava de Pascua, al Señor Resucitado por todas las necesidades de los Hermanos que nos volvemos a encontrar en la Madre, que es consuelo de los afligidos y refugio de los pecadores. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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