Reflexión 8 de Septiembre

Buenos días en la NATIVIDAD DE LA VIRGEN  MARÍA.
El Nacimiento de una criatura viene a ser siempre motivo de ALEGRÍA y de GRATITUD.
Y la Celebración del Nacimiento de María es, desde luego, gran motivo para sentirnos los cristianos muy Alegres y muy Agradecidos a Dios, Nuestro Padre, por todo lo que supuso en la Historia de la Salvación, y lo que sigue siendo para la Iglesia y para toda la humanidad.
Pero contemplando el Nacimiento de la Virgen, veamos el nuestro propio y dejemos que se  susciten en nuestro corazón esos mismos sentimientos de ALEGRÍA y de GRATITUD
De Alegria, porque, sencillamente, y nada menos, SOMOS HIJOS DE DIOS. 
Creo que, quizás, no nos hallamos dado cuenta aún del todo, lo que supone y es el ser HIJOS DE DIOS.
Y por otra parte, la desgracia que acompaña a las personas, cuando no somos capaces de encontrar tantos motivos como hay para vivir en la constante GRATITUD A DIOS, por habernos dado la vida con el concurso de nuestros padres, y por habernos escogido en su Hijo Jesucristo para darnos la plenitud del AMOR, tal como nos enseña San Pablo en la carta a los Efesios, 1,4.
Que la Virgen Santísima nos alcance las gracias abundantes que necesitamos, para poder bendecir y alabar a Dios por la vida que tenemos, en la Promesa de su Hijo de ser llevados a la Casa del Padre. (Jn 14,1-3)
¿Qué regalo de cumpleaños le vas a hacer hoy a la MADRE?
Y ya recemos, como cada día, por todas las necesidades de los Hermanos de la Casa de la Madre y Guia. AMÉN.