Reflexión 8 de Enero

Buenos días en la Fiesta del Bautismo de Jesús.
Con la celebración de esta Fiesta se cierra el tiempo litúrgico de la Natividad del Señor, dando paso a seis semanas del Tiempo Ordinario hasta comenzar la Cuaresma.
Hoy la Iglesia Católica reza en sus oraciones con esta: “Señor, Dios nuestro, cuyo Hijo se manifestó en la realidad de nuestra carne, concédenos poder transformarnos interiormente a imagen de aquel que hemos conocido semejante a nosotros en su humanidad. Por nuestro Señor Jesucristo”.
La petición de esta oración es tan elocuente como hermosa: ‘concédenos poder transformarnos interiormente a imagen de aquel que hemos conocido semejante a nosotros en su humanidad’.
He aquí una sencilla definición de lo que es la conversión, que nosotros buscamos porque la necesitamos: ‘transformarnos interiormente’, para que en verdad seamos un reflejo lo más limpio posible de Jesús, del que se encarnó en nuestra carne para enseñarnos el camino del evangelio que nos lleva al Cielo.
Por eso la necesidad de conocer más y más cada día al Señor Jesucristo, de ir alcanzando una intimidad con Él intensa que nos permita poder llegar a decir con San Pablo: “Estoy crucificado con Cristo; vivo, pero no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí. Y mi vida de ahora en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí” (Gal 2,19-20).
Te pido: reza con fe y esperanza, al Señor Jesús, que se presenta hoy en el Jordán para ser bautizado por Juan el Bautista, en favor de las necesidades de los Hermanos que aquí volvemos a encontrarnos en María nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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