Reflexión 30 de Enero

Buenos días.
El escritor León Tolstoi dijo que “Los dos guerreros más poderosos son la paciencia y el tiempo”.
Efectivamente, cuando la persona, ante cualquier situación adversa, difícil o complicada, sabe mantener la paciencia por el tiempo necesario, que quizás ni sepa cuánto será el que deba transcurrir, encontrará la solución, el triunfo.
Se les define como los dos guerreros más poderosos, porque se sabe que la vida es un campo de batalla, en el que la persona ha de tener claro que si no mantiene la tensión que impone esta realidad, no podrá alcanzar nada, pues la inestabilidad común que impone el escenario social no le deja impasible.
Desgraciadamente, por el pecado original de Adán y Eva no estamos en el Paraíso, sino todo lo contrario, vivimos en un mundo que entre todos lo hacemos hostil y en el que la discrepancia, en lugar de ser punto de encuentro es motivo de rivalidad, que ya sabemos a lo que empuja esta actitud de pretender ser más que el otro, de quedar por encima del otro, de tener siempre la razón y de imponer el propio criterio o la propia voluntad.
Como vemos a diario se necesita el ejercicio continuado de la virtud para poder ser lo que nos pidió el Señor Jesucristo: “Vosotros sois la sal de la tierra… Vosotros sois la luz del mundo… Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos” (Mt 5,13-16).
Este ejercicio continuado de la virtud exige revisarlas continuamente, como hoy se nos propone la paciencia administrando el tiempo, lo que se conoce también como ‘saber esperar’.
Cuando el cristiano tiene claro que las virtudes son la verdadera estructura de su vida, sin duda que la conversión ha comenzado y el camino de santidad se abrirá paso en su vida.
Con tu oración hoy, sencilla, humilde y pobre, podrás alcanzar las gracias precisas para todas las necesidades de los Hermanos, que en María Santísima nos encontramos aquí. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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