Reflexión 17 de Enero

Buenos días.
Observando a las personas en los diálogos que mantienen se da con frecuencia un fenómeno curioso, la escucha que se presta a lo que dice el interlocutor es muy deficiente, y en muchos casos, prácticamente nula.
Parece que cada persona tiene su propio discurso que debe dar, a pesar de todo lo que se quiera intentar porque dialogue.
Se habla mucho del diálogo, de la conversación constructiva, pero lo que personalmente interesa es lo que uno piensa, porque es la única verdad posible y válida.
Es por ello que deberíamos nosotros, al menos, escuchar los argumentos completos del o de los interlocutores, para poder convencer que lo que es necesario, antes que nada, es escuchar, porque si no se escucha no se puede atender las demandas de las otras personas, sencillamente porque no se las llega a entender.
Una vez más hemos de poner a examen cómo son los diálogos que mantenemos con las otras personas, porque no escuchar y pedir o exigir en cambio ser escuchados tiene un nombre: cuando menos, egoísmo, que también mala educación, grosería o quizás hasta despotismo podría llegar a ser.
Buscar la excelencia en los modales y comportamientos propios, es signo igualmente de perfección cristiana, por el lugar que se pone en consideración al interlocutor.
Ya te pido que reces a María, nuestra Madre y nuestra Guía, que en la delicadeza que la caracteriza desde su infancia, y después desde que le fuera anunciado el plan de Dios para ser la Madre del Mesías, nos ayude a todos los Hermanos que aquí nos encontramos en Ella, para que podamos encontrar la mejor solución a los problemas y necesidades de cada uno tenemos. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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