Reflexión 20 de Enero

Buenos días.
Frecuentemente se ha hablado de la importancia del ejemplo de vida que se puede dar, del testimonio de una persona que cuida sus modales, su elegancia en el comportamiento, llegando a traslucir lo que se llama el ‘Señorío de Cristo’.
Pero llega la hora de valorar las actuaciones propias y aquí parece que no rigen las consecuencias de tener uno u otro tipo de comportamiento, p. ej.: un lenguaje cuidado o chabacano, pues se piensa que se pasa desapercibido o que se es como un fantasma que nadie ve, que nadie mira y en quien nadie se fija, lo cual es una craso error.
No viene mal que cada cierto tiempo uno revise lo que se denomina en estos tiempos, los propios protocolos de comportamiento: ser y estar, porque no estamos solos en este mundo y, además, no se debe olvidar que los otros se fijan más de lo que se piensa, y hasta más de lo que quisiéramos muchas veces, ayudando o desayudando así a que los demás busquen o no la excelencia en su testimonio.
También, tener en cuenta todo esto del mejor testimonio es un buen punto para comprender aquel consejo evangélico: la exigencia de 'negarse a sí mismo' para poder seguir al Maestro (Mt 16.24; Mc 8,34; Lc 9,23).
Te pido que reces al Sagrado Corazón de Jesús en este día viernes, encomendándole todas las necesidades de los Hermanos que aquí nos volvemos a encontrar en su Santísima Madre. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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