Reflexión 30 de Enero

Madre y Guía nuestra, mira con tu Corazón lleno de ternura a tus hijos de la Casa de la Madre y Guía, y obtén para cada uno las Gracias que hoy necesitamos.
Buenos días, Hermanos:
Con la Oración de los Fieles hemos concluido la Liturgia de la Palabra, dando paso a la Liturgia de la Eucaristía, extraordinariamente rica en contenido y en matices. 
Esta parte de la Santa Misa, podríamos denominarla también la del Santo Sacrificio de la Cruz. 
En primer lugar nos encontramos con el Ofertorio, en que el Sacerdote presenta y bendice al Padre Dios por el pan y el vino, que posteriormente serán convertidos en el Cuerpo y la Sangre de N. S. Jesucristo. 
Antes de pasar al lavatorio de las manos, el Ministro inclinado sobre el Altar hace una de las oraciones secretas que dice durante la Misa, y que me parece una auténtica belleza, por lo que la transcribo a continuación, aunque en otro momento podamos comentar de todas estas oraciones del sacerdote en privado. 
"Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde; que este sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro". 
El Ofertorio nos ofrece la maravillosa oportunidad de ofrecer a Dios lo mejor de nosotros mismos unido al pan y al vino, para que llegados al 'Calvario' podamos ofrecernos con Cristo al Padre Dios en tantos aspectos de la propia vida: sentimientos, deseos, pensamientos, acciones, obras..., y el largo etcétera que queramos agregar. 
No podemos olvidar que el ser católico implica, no solo ser miembro del Cuerpo Místico de Cristo, miembro de su Iglesia, sino también TESTIGO FIEL del Señor, que sigue sus huellas con fidelidad. 
Feliz día.