Reflexión 27 de Diciembre

Buenos días.
Continuamos en la Octava de Navidad, tiempo en el que nuestra FE se alimenta del establo de Belén, en el que la Sangrada Familia manifiesta a la Humanidad la GLORIA DE DIOS.
El Apóstol San Juan, cuya Fiesta celebra hoy la Iglesia, es uno de los Apóstoles preferidos del Señor, junto con Pedro y Santiago.
Además de los testimonios que de él nos da el Evangelio, tenemos su Evangelio, las tres Cartas y el libro del Apocalipsis.
Este libro, último de la Sagrada Biblia, es muy importante su lectura y su meditación, ya que su relato está ante nosotros como muy inmediato por venir.
En sus primeros versículos nos dice San Juan: "Revelación de Jesucristo, que Dios le encargó mostrar a sus siervos acerca de lo que tiene que suceder pronto. La dio a conocer enviando su ángel a su siervo Juan, el 
cual fue testigo de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo de todo cuanto vio.
Bienaventurado el que lee, y los que escuchan las palabras de esta profecía, y guardan lo que en ella está escrito, porque el tiempo está cerca" (Apoc 1,1-3).
Debemos vivir el tiempo presente con el mejor espíritu de colaborar a la buena convivencia y con la disposición total de prestar a los demás la ayuda que puedan necesitar.
Pero, al mismo tiempo, no se debe dejar de mirar hacia el horizonte en el que están todas las realidades que el libro del Apocalipsis muestra por llegar.
Y con gran serenidad, bien haríamos si preparamos nuestro espíritu para que no nos sorprendieran en descuido esas realidades que están por llegar.
En el mismo Libro del Apocalipsis, dice el Señor: "Mira. Estoy de pie a la puerta y llamo. Si alguien escucha mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo..." (Apoc 3,20-22).
Siempre con gran Fe y Esperanza, recemos hoy también a la Sagrada Familia por las necesidades de los Hermanos. AMÉN.
Emilio Castrillón 
MATER CHRISTI 
Madrid - España 
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