Reflexión 11 de Diciembre

Buenos días.
A veces las situaciones o acontecimientos llevan a la persona a una situación extrema, por la que se muestran y se expresan con RABIA.
No debería haber situación alguna que llevase a la persona a tal grado de enojo, de enfado grande, que desembocará en esa RABIA que tanto perjudica a la misma persona primero, para derivar después en impaciencias y explosiones de ira, enojo, cólera, etc., que también daña a los que le rodean.
Es muy importante que la persona conozca bien todas las reacciones posibles en la gente, que en un momento dado también puede tenerlas ella misma.
Asimismo es necesario conocerse bien, con lo que poder tener clara conciencia de los propios límites, para poder contener, en este caso, cualquier arrebato de RABIA, que al fin no conduce a nada bueno.
La gran tarea que todos tenemos es el irse conociendo a sí mismo, e incluso conociendo todas las posibilidades de hacer el bien y de hacer el mal que cada uno tiene para poder ir conformando la persona, hijo de Dios, llamado a ser "perfecto como el Padre Celestial es perfecto" (Mt 5,48).
Con la dulzura que es contraria a la rabia, reza ya a la Virgen Santísima por todas las necesidades de los Hermanos. AMÉN.
Emilio Castrillón 
MATER CHRISTI 
Madrid - España 
www.materchristi.es