Reflexión 14 de Diciembre

Buenos días 
En estos encuentros diarios no hemos reflexionado en algo que está muy presente en la vida humana: la ENFERMEDAD.
Es una realidad muy amplia para una sola meditación, pues hay dos ámbitos perfectamente diferenciados, que son muy extensos en conceptos y en la experiencia que conllevan: la ENFERMEDAD en sí y los ENFERMOS.
En esta primera ocasión nos fijamos en la ENFERMEDAD, en la alteración más o menos grave de la salud.
Normalmente cuando de ella hablamos nos referimos a la enfermedad física, pero también puede darse la enfermedad espiritual, que según qué casos puede ser también grave o muy grave.
Ciertamente, la mayoría de las veces se detecta antes y más fácilmente, la ENFERMEDAD en su dimensión física que la que está afectando a lo moral o a lo espiritual de la persona.
Pero una y otra dañan a quien la padece y le someten a procesos de sufrimientos que se pueden volver penosos o muy penosos, según sea posible la recuperación que eventualmente tengan.
Ante la ENFERMEDAD, sea del tipo que sea, se necesita que la persona reconozca el hecho de que padece la enfermedad, porque sólo así podrá trabajar, luchar, por vencerla con los diagnósticos y tratamientos necesarios.
A la ENFERMEDAD hay que plantarle cara con el mayor optimismo y el firme deseo de salir adelante.
La ENFERMEDAD, generalmente, diríamos que es 'ciega' y como tal si no se la encara como corresponde, invadirá a la persona destruyéndola en la medida que pueda.
De aquí la necesidad de plantarle cara y cumplir lo que indiquen los médicos de los cuerpos o de las almas, según de la ENFERMEDAD que se trate.
Mientras continuamos en próximas ocasiones con este tema tan capital en la vida de las personas, te pido hagas una oración al Padre Dios, para que venga en ayuda y consuelo de todos los Hermanos, particularmente de los que sufren algún tipo de enfermedad. AMÉN.
Emilio Castrillón 
MATER CHRISTI 
Madrid - España 
www.materchristi.es