Reflexión 26 de Diciembre

Buenos días.
La Iglesia nos presenta hoy la Fiesta de SAN ESTEBAN.
San Esteban fue protomártir, el primer mártir cristiano, discípulo de Cristo, que sufrió el MARTIRIO en Jerusalén después de la Muerte del Señor Jesucristo.
Fue el primero de los siete diáconos que los apóstoles eligieron como cooperadores de su ministerio.
El pasaje de los Hechos de los Apóstoles que relatan este martirio, es muy sugerente para ser leído y meditado, pues nos lleva a una reflexión íntima y profunda.
Todos hemos de estar dispuestos a sufrir el Martirio por vivir y defender la Fe.
Y a partir de aquí,  viviremos el Martirio cruento, si Dios lo pide y lo permite, o más fácilmente podremos sufrir el Martirio incruento, esto es, Martirio no sangriento.
Esta cuestión es muy importante para tenerla en cuenta, pues es fácil sufrir, por diversas circunstancias: la incomprensión o la persecución, que sin ser notorias y públicas, en cambio la persona vive bajo una presión grande y hasta muy difícil de sobrellevar, lo que constituye un verdadero MARTIRIO.
Este Martirio Incruento es muy valioso a los ojos de Dios, cuando se afronta con el espíritu de entrega y donación con el que el Señor Jesucristo aceptó su propio Martirio para la Redención y Salvación de los hombres.
Cuando la vida lleva a la persona por este camino martirial incruento, y lo sabe vivir con espíritu de generosa donación a ejemplo del Señor Jesucristo, sin duda que, no sólo dará mucha Gloria a Dios, sino que irá alcanzando importantes grados de virtud y santidad, así como la madurez tan necesaria para una vida abierta al bien de los demás.
Os INVITO a una seria reflexión de este tema del MARTIRIO, que tanto cuestiona la vida humana, aunque también se quiera o se pretenda ignorar, lo cual puede tener consecuencias negativas.
Acabamos con la oración al Niño Dios, por todas las necesidades de los Hermanos, reunidos en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón 
MATER CHRISTI 
Madrid - España 
www.materchristi.es