Reflexión 13 de Febrero

Buenos días Hermanos.
Como cada mañana, unimos nuestros corazones en la Oración por todas las necesidades de los que componemos esta Casa de la Madre y Guía, porque con gran Fe y Esperanza, confiamos en el Señor. 
Terminada la Consagración en la Santa Misa, prosigue la Plegaria Eucarística en la que el Sacerdote, después de ofrecer al Padre el Cuerpo y la Sangre de N. S. Jesucristo, pide a Dios por todos y por todo. Pide la Unidad, pide por el mundo, pide por la Paz, pide por la Iglesia, pide por el Papa y el Obispo de la Diócesis, pide por los difuntos, además de las circunstancias singulares, según intenciones concretas o celebraciones de Solemnidades o Fiestas que requieren especial mención. 
En todo caso, si al estar presente en la Santa Misa se participa como es debido, nos podemos ir uniendo a toda la Oración que el sacerdote va elevando al buen Padre Dios por las peticiones que le va presentando. 
Es muy importante darse cuenta de que la Santa Misa que se está celebrando, no se agota en la Asamblea más o menos numerosa que la celebra, sino que traspasa todos los muros y todos lo límites que humanamente se puedan pensar, pues el Sacrificio de Cristo es UNO y ÚNICO, y por tanto lo abarca todo.
En la Plegaria Eucarística la Iglesia, como buena Madre, tiene presente y ora por todos sus hijos, vivos y difuntos, por lo que no es difícil, como ya estamos viendo, mantener también muy viva y actualizada nuestra propia Oración de Alabanza, de Adoración, de Intercesión y de Acción de Gracias.
Qué importante es por ello participar con frecuencia en la Santa Misa!!!!!
Reflexionemos sobre esta parte tan importante de la Santa Misa, y veamos con espíritu humilde si realmente aprovechamos nuestra participación en la Eucaristía, manteniendo la UNIDAD necesaria con el Sacerdote que la preside.
Buen día Hermanos.